La primera final de la temporada, el primer Master, esta cita de Marbella, no defraudó en absoluto en lo que se refiere a la final masculina. Se daban cita cuatro colosos como Paquito Navarro y Juanito Lebrón por un lado, desafiantes y con un juego caótico en ciertos momentos, y Maxi Sánchez y Sanyo Gutiérrez, los números 1, más regulares y con un juego más elaborado, pero ambos igualmente eficientes.
Los primeros llegaban con la moral varios pisos por encima de sus rivales tras derrotar a Fernando Belasteguín y Pablo Lima en semis, tarea nada baladí que siempre supone un plus, elemento que, sin embargo, no aprovecharon en el inicio, en el que se vieron barridos casi de manera literal por un Maxi que tapaba cualquier hueco y un Sanyo muy agresivo, que reventaba la bola y acertaba siempre.
En esa disyuntiva, el choque fue contando minutos y puntos a favor de los pupilos de Nito Brea con la misma velocidad, lo que supuso que rápidamente Maxi y Sanyo se colocaran 5-0 en el marcador sin que la pareja andaluza pudiese hacer nada; no encontraban su ritmo, sus golpes no terminaban de hacer daño y »el lobo» Lebrón no aullaba, por lo que la pólvora hubo que guardarla directamente para el segundo set.
A la vuelta del banco fue cuando decidieron abrir el almacén, lleno de recursos para, ahora sí, hacer estragos en ese juego elástico, por momentos alocado y en el que Paquito y Juanito intercambiaban posiciones constantemente para crear dudas y conseguir salir de la situación adversa.
Y lo lograron, y de qué manera. Con varios puntos seguidos de bella factura lograron enchufar al público y añadir lo que necesitaban: decibelios. Ahora sí, el público andaluz hizo acto de aparición y les ayudaron a que las piernas se enchufaran y los golpes entraran para igualar la contienda hasta el final. Se superaban una y otra vez en el saque, también en el resto, y así hasta el 5-5.
En ese momento, los argentinos se pusieron merced a un break por delante (5-6), golpe que parecía definitivo pero que nadie dude que Paquito y Lebrón van a pelear todo hasta el final, tengan quien tengan delante, lo que supuso que lograran el contrabreak y forzaran el desempate. Ahí, Maxi volvió a crecer y cerrar huecos y Sanyo a mover la bola como sabe, obligando a los chicos de Ramiro Choya a defender más que atacar, su parcela menos dominante, lo que supuso la derrota final y la entrega del título a los de San Luis, el primero del año para ellos.
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