Pablo Lima y Paquito Navarro fueron dos auténticos animales en la pista, dos »bestias» de hambre voraz que se limitaron a hacer lo que mejor saben cada uno; uno atacar y el otro defender cual muro y contrarrestar las armas del adversario, algo que no pudieron hacer con sus ex compañeros (Juan Martín por un lado y tanto Marcello Jardim como Agustín Silingo por el otro), demostrando que en su faceta son de lo mejor que hay.
Se juntaron el brasileño y el andaluz para este torneo (y de cara al futuro para alguno más), entrenaron de manera express y en muy poco tiempo han logrado el mejor resultado posible: han llegado a la final sin ceder un solo set y concediendo únicamente un tie break en semis, todo lo demás, no han recibido ni siquiera cuatro juegos en contra por set. Y en la final, sus prestaciones no bajaron un ápice.
Delante tenían otros dos batalladores que también saben lo que es sufrir, Miguel Lamperti y Juani Mieres, quienes llegaban con el lógico desgaste de dos duelos largos a tres parciales y más kilómetros en las piernas y quizá esa fue una de las claves del choque. Era la segunda final para los bahienses, una nueva oportunidad de estrenarse, pero chocaron contra la contundencia y explosividad de la »doble P» (6-3 y 6-3).
A pesar de que el inicio fue igualado, llevando más el peso del partido Miguel y Juani, poco a poco empezó la combustión de la nueva pareja y en cuanto calentaron, su continuo martillear de puntos no cesó, logrando un break en el octavo juego que les abrió las puertas del primer parcial.
Y en el segundo, el éxtasis llegó mucho antes, pues su hambre no hizo sino aumentar y alcanzar cotas pocas veces vistas. Se soltaron del todo, empezaron a volar y apretar cada una de las bolas, y abrieron pronta brecha en el marcador para marcharse como dos cohetes en pos de un título que merecían, que habían trabajado tras cierta travesía por el desierto y que en el caso especial de Paquito quedó celebrado con rabia y alegría por lo sufrido en las semanas previas tras el accidente de Portugal. Un título que Lima quiso dedicar a su compañero, a Bela, otro animal de las pistas sin el que ha sufrido sin poder cosechar triunfos. La final de Bilbao ya es suya y ahora miran al futuro con la intención de volver a juntarse y repetir éxito.
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