»No me gusta hacer de banquero para que me tomen el pelo». Así de contundente se mostraba Fabrice Pastor este pasado jueves en el programa de El Negro en Radio Marca Baleares, donde confirmaba su desánimo y, sobre todo su frustración y decepción por verse obligado a tener que echar para atrás y deshacer su proyecto de circuito profesional, el denominado International Padel Tour.
El empresario monegasco, amante de este deporte y fiel seguidor de toda su actualidad, emprendía hace años un caminar que buscaba engrandecer el deporte de la pala, hacerlo más internacional, apoyar y ayudar a los jugadores y, sobre todo, abrirlo a más marcas y empresas que ayudaran a su crecimiento. En un principio, gracias a una prueba que se desarrolló en Mónaco y en la que tuvo mucha culpa de que a los jugadores se les tratara con muchas atenciones y cuidados, todo fue coser y cantar, y contaba con el apoyo y el respeto del circuito profesional, pero poco a poco las cosas se fueron torciendo.
Y se torcieron hasta tal punto que fue podría decirse que expulsado del circuito, rompiendo cualquier relación con él a pesar de promocionar a varios jugadores y jugadoras en un momento u otro como Fernando Belasteguín, Pablo Lima, Alejandra Salazar, Marta Marrero, Franco Stupaczuk, Ale Galán, Juan Cruz Belluati, Juan Lebrón, Juani Mieres, Gaby Reca, Martín Di Nenno, Ariana Sánchez, Cata Tenorio, Juan Martín Díaz, Victoria Iglesias, Marta Ortega… algo a lo que quizá también ayudó su relación primero con Nito Brea y su separación después para formar junto al citado Gaby Reca y en la actualidad con el excomentarista de WPT, Óscar Solé un proyecto de captación de jóvenes valores denominado Fabrice Pastor Cup.
Este proyecto, apuesta personal del propio Fabrice, significaba un gran trampolín para que jugadores de Brasil, Argentina, México, Uruguay, Chile…pudieran venir a España, entrenar y formarse. Esta idea también se ha quedado en nada y tras llegar incluso a la vecina Portugal, quedará abandonada en el cajón de los recuerdos.
Una cosa hay clara, muchos jugadores, tanto de la parte alta, como media y baja, pensaban que el proyecto de Fabrice iba a salir adelante y que su idea era mejor que la actual (en algunas cosas era más completa, no así en otras); pensaban que con el dinero que se prometía en patrocinios, visibilidad, marcas y, sobre todo, apuesta internacional, todos saldrían ganando, pero ni en eso los jugadores se pusieron de acuerdo, dividiéndose y aumentando las posibilidades de dos circuitos. Al final, ha ganado WPT, o mejor dicho, Estrella Damm, que seguirá con una apuesta de crecimiento sostenible, pruebas en grandes recintos, mejora de la difusión y de la calidad de las instalaciones, pero no olvidemos que en el fondo es privada y que por ello depende de que dé beneficios.
¿Hasta cuándo? No sabemos, pero sí podemos decir con seguridad que el primer enfrentamiento es suyo, que han podido con los sueños e ilusiones de Fabrice: »Estoy triste, muy decepcionado, con algunos jugadores a los que hemos ayudado y ahora me dan la espalda. Siento que he perdido mucho tiempo y quizá no debería haberlo hecho en su momento», comentaba.
Ahora solo nos queda el WPT (que es mucho), con cosas por mejorar y otras que han subido increíblemente de nivel, empezando por la visibilidad de los torneos, algo impensable hace años.
Lo único que esperamos y pedimos es que quien gane sea el pádel, que salga reforzado, que mejore y crezca aún más y que pueda conseguir más cosas, más seguimiento y mayor popularidad, caminando todos juntos, intentando avanzar a la vez, y que quien verdaderamente esté interesado en este eporte pueda ayudar y le dejen que ayude.
Cargando ...
Los comentarios están cerrados.