Se disputaba la final del primer torneo profesional única y exclusivamente femenino y el ambiente en las gradas y lo que los aficionados pudieron ver dentro de la pista no desmereció en absoluto.
El Wopen dejó bien claro que el pádel femenino va en alza y aunque los primeros días apenas había aficionados en las gradas (como suele pasar también en el resto de torneos), según se iban acercando los duelos decisivos, el volumen de seguidores mejoró y en la final había mucho calor y no solo por las temperaturas.
Cuatro grandes jugadoras como Marta Marrero y la local Alejandra Salazar ante las madrileñas adoptivas Mapi y Majo Sánchez Alayeto abrían a las 12 horas del mediodía un duelo del más alto nivel, decidido a tres sets y con una importante carga de puntazos.
Llegaban lógicamente las Atómikas en mejor dinámica tras lograr el título en la última cita pero cada torneo es un mundo y aquí, las chicas de Juan Alday querían dar un golpe sobre la mesa y parecerse a su versión de 2017, esa que tantos triunfos cosechó además del nº1.
Y lo lograron, porque se llevaron el partido (6-2, 4-6 y 6-4) demostrando autoridad, venciendo tras un primer set muy completo en el que dejaron a las mañas prácticamente inoperantes, rompiéndoles varias veces el saque (tercer y séptimo juego) y dominando la red, lugar de hábitat natural de Mapi y Majo.
En el segundo, salieron con sintonía diferente las hermanas Alayeto, más consistentes y activando ahora sí las piernas,viniéndose arriba, algo que el choque merecía, y con la potencia de Majo y la constante intensidad de Mapi, fueron madurando el empate hasta que cosecharon el break que les puso por delante para cerrar el 4-6 con su posterior servicio.
En el tercero la igualdad reinó desde el principio y hasta el final, ofreciendo cada una de las presentes su repertorio sin concesión alguna, pues el título estaba muy cerca. El séptimo juego, ese que tantas veces es clave, esta vez cayó con una rotura de servicio en favor de la canaria y la madrileña, ventaja que supieron administrar para conservar después su servicio y, sacando a la perfección, contrarrestar la potencia desde el resto de sus adversarias.
Abrazo en la pista, gritos de alegría y aplausos por todas partes. El primer Wopen era suyo y llegan al final del año en la cresta de la ola y con ganas de aumentar todavía más su rendimiento.
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