El pádel, en muchas ocasiones, se convierte en un deporte de vasos comunicantes y eso es lo que ha ocurrido en la final del Tucumán Open de A1 Padel. De menos a más unos y de más a menos los otros, ascensión y caída, todo en un mismo duelo, entre dos parejas destinadas a encontrarse muchas veces esta temporada.

Empezaron totalmente descolocados y sufriendo Ramiro Pereyra y Juani De Pascual y acabaron brillando, ascendiendo en tierras argentinas, para imponerse a Maxi Arce y Franco Dal Bianco, quienes vivieron su explosión al inicio pero se quedaron sin gasolina en el tramo final.
Tras un inicio arrollador (6-1) ante el que no obtuvieron contestación, los nº1 del torneo se fueron perdiendo en el entramado táctico y de juego de sus rivales, quienes comenzaron a fluir y a mejorar en sus registros a pesar de que el partido olía a final rápido, porque el segundo parcial también llevó la firma de Arce y Dal Bianco. Llegaron a estar 5-1 (el parcial ya era de 11-2 en juegos) pero entonces apareció la magia de este deporte.

En el séptimo juego, una bola de oro que hubiese significado el título se convirtió en el inicio de su pesadilla; Pereyra consiguió un paralelo que les daba vida (5-2) y que levantó a las gradas, al mismo tiempo que a su ánimo, para empezar con el lento pero efectivo ejercicio de la remontada.
Las dudas aparecieron misteriosamente en Dal Bianco y Arce, quienes veían cómo sus oponentes se venían arriba, les empataban sorteando el tie break y encontraban nubarrones negros al mirar al horizonte. El partido ya era una lotería total.

Consiguieron los nº2 un 5-7 que ampliaba las dudas y que llevaba todo a la definición de un tercer set que fue un ejercicio de martillo pilón para ellos. Un golpe tras otro propinaban a la línea de flotación de Maxi y Franco (este terminando con calambres en sus piernas), superados por todos los lados, encajando un 1-12 en contra y terminando con un 6-1, 5-7 y 1-6 que les dejaba sin título, sin brillo, sin conquista.