Ha tardado mucho, quizá demasiado, pero ha llegado. Hemos tenido que esperar al último torneo de la temporada regular, al San Juan Open, para que ninguno de los cuatro mejores jugadores del ranking ponga el pie en la final. ¿Sorpresa, mera coincidencia? Quién sabe. Lo importante es que, pase lo que pase, por fin habrá un torneo de A1 Padel sin un campeón habitual.
Eso sí, la eliminación de los dos primeros cabezas de serie no fue un camino de rosas y hubo que pelear y mucho, como bien refleja el marcador.
En la primera semifinal, saltaron a pista Ramiro Pereyra y Juani De Pascual por un lado y Aimar Goñi y ‘Tito’ Allemandi, estos segundos ya con el trabajo hecho tras conseguir Goñi la clasificación al Master Final, pero querían más, y lo demostraron.
Arce y Dal Bianco buscaban su octava final de la temporada y para ello atacaron sin descanso desde el primer servicio pero al otro lado de la red se defendían con ahínco y les daba tiempo a que Pereyra apareciese para desestabilizar gracias a sus voleas y remates, que empezaron a hacer mucho daño a la línea de flotación de los segundos cabezas de serie. Break en el punto de oro del cuarto juego para Pereyra y De Pascual pero respuesta rápida de Maxi y Franco en el siguiente.
Esa rotura sería la única que obtendrían en el primer set porque a partir de entonces todas las oportunidades caerían del lado oponente para asegurarles un 6-4 en el primer set.
En el segundo, Maxi y Franco se vieron obligados a sacar su mejor versión y aunque salió, no se vinieron abajo Ramiro y Juani, aguantándoles el ritmo y provocando también que se preocupasen de defender, no solo de atacar. Cierto es que en el séptimo juego llegó un break para ellos, empezando a atisbarse la posibilidad de un tercer set, pero fue todo un mero espejismo, pues Pereyra volvió a aparecer.
Con su calidad, salvó una bola importantísima en el noveno juego y después fue capaz, junto a su compañero, de levantar hasta cuatro bolas de set en contra. Alas a su moral para llegar al tie break y allí dar otro golpe de mano, consiguiendo la estocada final, el 6-4 y 7-6 que ponía en el torneo la primera gran sorpresa del día.
No quedó ahí la cosa, pues Aimar Goñi y ‘Tito’ Allemandi hicieron el más difícil todavía, eliminar de la pelea por el título a ‘Tolito’ Aguirre y Gonza Alfonso.
Si alguien podía hacerlo era la juventud de Goñi y el ímpetu y solidez de Allemandi, que es de los que nunca cede. Juntos, fueron capaces de sortear todas las trampas de los nº1 y vencerles en un partido de igual a igual, un choque que estuvo igualado a más no poder salvo en la primera manga, en la que precisamente Aimar y ‘Tito’ Arrasaron sin contemplaciones.
Para darles la bienvenida a las semis y demostrar su candidatura, plantaron en el marcador un 1-6 más que contundente con el español «repartiendo estopa» con sus remates y también sutileza con sus globos, dejando el set visto para sentencia en apenas media hora.
Cambio total de estrategia para achicar agua y enderezar el rumbo, era necesario y ocurrió. Gonza y ‘Tolito’ juntaron filas y se conjuraron para ello, obteniendo en el quinto juego hasta tres bolas de break, de las cuales no conseguirían ninguna, pero ya era un paso. Había una reacción.
El paso adelante definitivo llegaría en el décimo juego, donde ‘los Mágicos’ obtuvieron esta vez sí el break, consiguiendo el empate con un 6-4.
En la manga definitiva, Aguirre y Alfonso variaron su juego y lo volcaron más sobre Allemandi para intentar anular el desparpajo de Goñi pero claro, ‘Tito’ no es de los que se arrugan, y aguantó el tipo. De hecho, suya fue la primera oportunidad de break al paso por el tercer juego, aunque no terminaron de concretarla. Todo siguió igual hasta que en el octavo juego los nº1 rompieron y mandaron un serio aviso, lo iban a pelear todo; sin embargo, Goñi y Allemandi no se vinieron abajo y recuperaron sensaciones, devolviendo el contrabreak y después, en el duodécimo juego, dar otro golpe sobre la mesa.
El trabajo estaba hecho y la alegría llegaba a su banquillo (1-6, 6-4 y 5-7). La gesta se había completado satisfactoriamente. Queda ahora la batalla final pero la más complicada, la que casi nadie había logrado, ya es suya.