La lluvia no fue impedimento alguno para que, a pesar del parón de más de tres horas, Maxi Arce y Franco Dal Bianco consiguieran levantar un nuevo título, el sexto de la temporada para ellos, que no se cansan de ganar, devorar rivales y ampliar, torneo sí, torneo también, el número de inquilinos en sus vitrinas.
Esta vez, como todo el torneo, la final fue rara, complicada, porque el líquido elemento, tras unos días de tregua, decidió volver a asomar la cabeza y enturbiar ligeramente el espectáculo.
La final había arrancado puntual, pero nubes negras se cernían en el horizonte y cuando Arce y Dal Bianco ya llevaban una cómoda ventaja de 3-0 sobre sus rivales, Juan Ignacio De Pascual y Gonzalo G. Alfonso, el agua decidió caer. Así pues, la organización tuvo que parar todo, cubrir la pista y esperar que escampara, mientras que unos se conjuraban para que fuese rápido y poder retomar el ritmo infernal que estaban llevando y los otros se afanaban en encontrar soluciones y desear que las tornas cambiasen en la reanudación.
Tardó en que el cielo volviera a aparecer más azul que gris y a que el sol secara las pistas y despidiera a las nubes de tormenta, pero Arce y Dal Bianco no tardaron nada en seguir golpeando una y otra vez mientras que Juan Ignacio y Gonzalo se rearmaron ligeramente, pudiendo sacar por momentos la cabeza pero sin excederse, porque en cuanto lo hacían, volvía la voracidad de los números 1, quienes siguieron a lo suyo, imperiales, sin freno.
Inconmensurables, Arce y Dal Bianco terminarían por conquistar también territorio sueco con dos sets rápidos y de bella firma, un 6-3 y 6-2 que no dio excesiva opción y que sirve para ampliar más si cabe su distancia en el ranking. Siguen sin encontrarles antídoto, sin que nadie les pueda frenar y ya miran la próxima cita, pues quieren seguir acumulando metal.
¿Podrá alguien pararles en Suiza?
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