La pelea por el segundo título en Premier Padel tendrá a los mismos protagonistas que el primero, cambiando únicamente la ubicación, pasando de Catar a Roma, ciudad histórica donde las haya para volver a hacer historia. Juan Lebrón y Ale Galán se las verán con Paquito Navarro y Martín Di Nenno.
Se empezó disputando el partido entre Navarro y Di Nenno ante Juan Tello y Fede Chingotto, un choque de dominio alterno, en el que ninguna pareja supo mantener la regularidad y las prestaciones a ritmo alto. Golpearon primero con un soberbio y trabajado 6-2 el español y el argentino, pero lejos de despedirse pronto, Tello y Chingotto reaccionaron con un colosal 3-6 a partir del cuarto juego que ponía todo como al principio.
Entonces, el mando del encuentro volvió de nuevo a la dupla nº2, que volvió a coger las riendas para ya no soltarlas y, break a break, volver a meterse en el partido y dejar de nuevo a las puertas de una final a los argentinos (6-2, 3-6 y 6-2).
Después, partidazo, pues Italia se rendía a los nº1 y también a la figura de Fernando Belasteguín, que en cuartos había dado un recital de pádel, y a su compañero, Arturo Coello.
Esos aplausos se convirtieron un en un partidazo de pádel en el que Ale y Juan tuvieron que emplearse a fondo en la primera manga para lograr un break ante la constante insistencia e Bela y Coello de defender todo y salir siempre indemnes. Es verdad que arrancaron con un break, pero Arturo y Fernando lo devolverían en el cuarto juego y no sería hasta el noveno (4-4) cuando se abrió la lata de manera definitiva. Ahí ya no perdonaron Galán y Lebrón y se concentraron en asegurar la ventaja (6-4).
Quisieron alargar su estancia el argentino y el vallisoletano y lejos de entregar la victoria a la velocidad de cucero de los de Mariano Amat, se quitaron el polvo y el dominio de encima y salieron a morder. Coello se convertiría en protagonista; el »tapado» apretó de lo lindo en cada bola, corrió, remató y se multiplicó en pista para anular todos los golpes de los pupilos de Mariano Amat y con esa entrega logró para sus intereses y los de Bela un magnífico 3-6.
En la última entrega era todo o nada. Arrancó con un parón en el tercer juego durante unos cuantos minutos por, al parecer, los insultos de un aficionado hacia Lebrón, al que llamó »hijo de p…» y el gaditano automáticamente pidió su expulsión de las gradas y si no, no seguía jugando. Un comportamiento, desde luego, lamentable.
Pasado este impás, todo se reanudó y volvió a pasar de primera velocidad a quinta, dándose duro los cuatro púgiles en el 20×10 pero con la efectividad solo en un lado, el de los líderes, quienes lograron hacerse con tres juegos seguidos para marcar territorio y ya no ceder; lograron recuperar un break el argentino y el español pero todo quedó en una mera ilusión, pues automáticamente les llegaría un contrabreak que, esta vez sí, cerraría para ellos cualquier opción de victoria (6-4, 3-6 y 6-3).
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