Hace un año la vida nos cambió radicalmente. Sin esperarlo ni pensar lo que se nos venía encima. En todos los sentidos.
Hoy, en Eventos Padelgon sólo podemos agradecer a tantos alumnos y usuarios de nuestras actividades su confianza en nosotros. Estamos a punto de adentrarnos en el último trimestre de nuestro tercer curso en las instalaciones de AQA Los Prunos, y podemos decir que la lucha ha sido muy grande. Demasiada.
En el primer año, inviertes no sólo económicamente por un proyecto a largo plazo, sino por sueños e ideas que quieres llevar a cabo. Es el más duro. O eso pensabamos.
El segundo es en el que ves un poco la realidad y bajas un poco a la tierra y te conformas con que todo vaya bien y descartas muchas cosas. Pero ahí nos golpeó la pandemia, con el cierre hace un año de nuestra instalación y todo el caos posterior que ello conllevó.
El inicio del tercero puedo asegurar que fue nuestro momento más duro, con la mayor incertidumbre jamás vivida, con alumnos dando altas y bajas sin parar con todo lo que estaba ocurriendo y cómo se planteba el jugar al padel en ese momento. Mascarillas, medidas de seguridad, protocolos, etc. Estuvimos a punto de tirar la toalla, pero decidimos arriesgarnos con un número muy pequeño de alumnos para empezar el curso, y en pocas semanas se elevó exponencialmente dicho número, y así ha seguido creciendo durante todo el curso.
El primer año contamos con una media de 600 alumnos en nuestra Escuela Padelgon. El segundo unos 650. Y ahora podemos decir que estamos superando cualquier tipo de estadística o predicción tanto propia como de la instalación, con 810 alumnos a día de hoy. Y con una lista de espera inmensa.
Nos hemos quedado sin espacio. Sin pistas. Con casi nula posibilidad de crecer más en cantidad; no sabemos cuántas escuelas de Padel en España pueden tener tal volumen. Nos asusta un poco, porque cada semana pasan más de 1000 personas por nuestras puertas, entre Escuela, Ranking y Kedadas, pero no podemos estar más agradecidos de ello.
Ha sido un inicio de año 2021 más que complejo. Filomena hizo mucho daño. Y las restricciones posteriores que hemos sufrido en Madrid también. Vivimos en un estado continuo de alerta, cada día, por lo que el estrés es muy elevado, tanto para nosotros como para nuestros trabajadores.
Ahora mismo se vive en una montaña rusa o picos emocionales. Vemos a mucha gente, alumnos, jugadores, que vienen completamente a desestresarse en nuestras pistas, cual clínica terapeútica.
Puede ser que a eso se deba el nuevo »boom» del pádel en estos últimos meses en Madrid. En todos los clubes están sin horas libres de alquiler. Es prácticamente imposible encontrar dónde jugar. A nivel de escuela no hay día que no nos pidan 10 u 11 altas y empezar la misma semana, sea el horario que sea.
La gente quiere jugar al pádel, hasta aquella que no sabía ni qué era el padel o no lo había practicado nunca, incluso ningún deporte.
Hay una opinión elevada donde se cuenta que este »boom» va a pasar y que en cuanto mejore la situación en nuestro país en las restricciones la gente volverá a viajar y a salir y dejará el pádel aparcado. Pero el pádel no es sólo un deporte. Es algo muy social que engancha desde el primer día, y que seguirá creciendo sin freno y se nos quedarán pequeños todos los clubes poco a poco.
Habría que invertir más en este deporte y en sus infraestucturas porque puede ser una gran vía de escape para mayores y pequeños, familias, parejas o grupos de amigos. Y más con esta nueva realidad que se nos está quedando.
El pádel lo tiene todo. Y deseo que todo el mundo lo conserve como actividad cuando todo pase. Y espero que pase lo antes posible.
Todos nos lo merecemos.
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