No paramos de ver estos días vuelta a la normalidad en muchos deportes, regreso a los entrenamientos en diferentes disciplinas deportivas, pero no así en el pádel. ¿Por qué?
Clubes todo el país están pidiendo por activa y por pasiva la verdadera vuelta a la normalidad, el poder abrir sus pistas sin restricciones en cuanto a jugadores (que se pueda jugar 2 vs. 2 y no 1 vs. 1), ya que para los clubes el hecho de tener las instalaciones cerradas o con una ocupación máxima del 30% (la petición es, en muchos casos, del 60%) supone una pérdida enorme de ingresos y un golpe muy duro para muchas familias que dependen directamente de dichos ingresos.
Desde organizaciones como la Federación Madrileña de Pádel, la Federación Canaria o la Extremeña, así como muchas otras, se piden medidas concretas, que se baje el IVA al 4% (actualmente es del 21%) y que se ayude a los clubes. En definitiva, son pymes que se encuentran ahogadas por la falta de ingresos y de ayudas por parte del Gobierno, que han tenido que acogerse a ERTEs pero que siguen pagando gastos de alquiler, luz, agua, impuestos, etc.
¿Y por qué el pádel no puede volver? Sinceramente, no lo entendemos. Es obvio que no tiene la fuerza como industria y como deporte del fútbol, que sí ha podido regresar a los entrenamientos, pero también es cierto que puede mantener de una manera mucho más fácil las citadas distancias de seguridad y mecanismos de higiene: los jugadores se sitúan a ambos lados de la pista, pueden, para saludarse chocar las palas y no las manos, los entrenadores (profesionales o de jugadores amateurs) pueden estar incluso fuera de la pista, no es necesario siquiera toca la bola con la mano, pueden evitar el uso de vestuarios…pero siguen los clubes cerrados o semicerrados.
Ya hemos podido ver a varios jugadores profesionales volver a la normalidad en sitios de la Comunidad Valenciana, Cataluña o Canarias, pero no el resto, especialmente en lugares como Madrid o Barcelona, donde se concentran más del 80% de los jugadores del circuito, y eso es una rémora indiscutible, por no mencionar lo que supone tener un circuito del calibre de World Padel Tour parado y que se tenga que terminar disputando sólo una parte de la temporada y sin público.
Y eso si hablamos del pádel profesional, porque si pasamos al terreno amateur, los problemas son iguales o mayores incluso: clubes sin clases, sin torneos, patrocinadores (BMW, Mahou, KIA, Estrella Damm, Madison…) sin obtener retorno de la inversión porque no hay pruebas, marcas con un merme importantísimo de ingresos al no comprarse palas ni ningún tipo de material (algunas incluso en ERTE), los monitores tampoco obtienen ingresos…¿seguimos?
Y si los clubes son indoor, la problemática es aún mayor puesto que las medidas son todavía más restrictivas en una industria en pleno crecimiento, ya que al ser cerrados las decisiones impuestas implican que hasta que no avancemos todavía más de fase no puedan acoger jugadores salvo que los entrenamientos »sean para deportistas de alto nivel, de alto rendimiento, profesionales, federados, árbitros, jueces y personal técnico federativo», pero todo ello en la Fase II, algo para lo que queda bastante en muchos lugares de España.
Desde luego, no cabe duda que el pádel, ahora mismo, mira día a día, a los comunicados del Ministerio de Sanidad, del Gobierno y del B.O.E., pero el futuro pinta muy negro, con un impacto en el sector de un 30 o 35% de pérdidas en el mejor de los casos, un varapalo tremendo.
¿Se recuperará el pádel? Apostamos y deseamos que sí, pero las consecuencias serán tremendas. Lo único que podemos hacer de momento es apoyar a todos los sectores (marcas, jugadores, clubes, monitores, federaciones…) y desear que entre todos hagamos fuerza y nos recuperemos. ¡Mucho pádel!
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