Un circuito de pádel no son solo los jugadores, sino también toda la gente que hay detrás, los organizadores, que muchas veces no son visibles pero cuyo trabajo es más que necesario y esencial para que exista el éxito.
Y este éxito es precisamente algo que posee, y en gran medida, el Circuito Estrella Damm, dedicado al pádel amateur y que estos días está de aniversario, celebrando su vigésimo cumpleaños.
Debido a ello, no solo de actividades, partidos e interesantes clinics vivirá esta semana el club El Estudiante, que es donde se están celebrando las eliminatorias, sino también de actos de reconocimientos a los que forman parte de él. En este sentido, quieren homenajear a todas aquellas ‘cabezas pensantes’ y actores de la organización que hacen posible que, torneo a torneo, los jugadores acudan con una amplia sonrisa.
Este es el particular homenaje que han querido hacer a los responsables de las diferentes áreas de organización:
Así, de Paco Sánchez, el primer organizador del Circuito de Pádel Estrella Damm y firme convencido del potencial de este deporte cuando todavía era desconocido en España, ha quedado la afabilidad en el trato. Coti Arce impregnó el circuito de tranquilidad y de un toque de elegancia, mientras que Pilar Tabarés, transmitió la rigurosidad y seriedad que caracteriza a la organización.
De Gonzalo de la Herranz, muy conocido por todos los aficionados veteranos y nuevos, quedó la importancia que se le da a la competición, tratando de que los partidos sean disputados desde los niveles iniciales a los más avanzados.
Y si nos trasladamos a los momentos actuales, gracias a Cristina Fernández-Cid el circuito respira innovación y creatividad, podríamos decir que es la gran estratega. De Diego Sánchez, que vio nacer el circuito de la mano de su padre, destacar la disposición en el trabajo y para con todos los jugadores; Jesús Ávila aporta originalidad, mientras que de Estíbaliz Giner destaca por su cercanía con los jugadores y dinamismo en la comunicación.
Por último, imposible olvidarnos de la amabilidad de María Cozar y Yolanda Álvarez, siempre con una sonrisa atendiendo en la carpa de Estrella Damm, donde también está presente parte de su equipo.
Así se ha conseguido un circuito en el que los jugadores se encuentran como en casa, un espacio donde relajarse y compartir, una rigurosidad y seriedad en la organización, un gran nivel de competición, un torneo en permanente «movimiento» donde el jugador es el centro y en el que se cuida hasta el último detalle.
Pero si hubiese que destacar algo que han tenido todas y cada una de las personas que han pasado por el Circuito y que ha impregnado el mismo sería la Alegría.
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