Los amigos de adidas padel nos ofrecen otra entrada en sus artículos y consejos para los jugadores amateurs, que siempre ayudan a mejorar las diversas facetas del juego que tiene el pádel.
En esta ocasión nos hablan de un elemento intangible pero que muchas veces nos supone perder un partido y enfadarnos con nosotros mismos o con nuestro compañero/a: las dudas.
Por ello, os lo reproducimos a continuación para que toméis nota de lo que nos comentan y podáis superarlas y haceros mejores jugadores/as en la pista.
Uno de los principales motivos por lo que fallamos bolas fáciles, perdemos las ventajas en el marcador, nos desconcentramos o nos alteramos en un partido de pádel, es la duda. En el pádel como en otros deportes, cuando dudamos en el último momento en un golpe o en una táctica suele tener consecuencias negativas, es decir, conlleva el fallo del golpeo. Sencillamente si dudas, fallas.
A veces, cuando tenemos que decidir un tipo de golpe durante el transcurso del juego, nos encontramos que tenemos varias opciones o posibilidades de golpeo. La decisión sobre qué tipo de golpe voy a realizar y hacia dónde lo voy a tirar debe ser una decisión segura, es decir, tenerlo muy claro y que no haya opción a dudar. Uno de los momentos donde solemos tener dudas es justo cuando decidimos si hacer una bandeja o un remate. Según nuestro nivel de autoconfianza, experiencia previa con estos golpes, los errores cometidos durante el partido … van a condicionar nuestra elección. Pero si la decisión la dejamos para el último momento del golpeo, entonces la probabilidad de fallar la bola es muy alta.
Igual ocurre cuando nos lanzan una bola al centro, justo entre los dos jugadores. Si dudamos en golpear o no la bola, o bien, dejársela al compañero o compañera … dudamos, y ¿cuál es la consecuencia?
Entonces, ¿qué podemos hacer para que no exista esa duda? Unas sencillas rutinas mentales nos pueden ayudar a evitar que aparezca la duda y sus consecuencias negativas:
– En primer lugar, es importante y muy necesario conocer el porcentaje de acierto que tenemos en nuestros golpes. Es decir, evaluar nuestro rendimiento para saber qué golpes son más efectivos y en los que podemos apoyarnos en los momentos claves del partido (ej.- bolas para cerrar los juegos, puntos de break, bolas de partido, bolas de ventajas, segundos saques, …).
– Entrenar los momentos claves con simulaciones de competición, donde tengamos que elegir qué golpes ejecutar, alternando entre unos y otros para coger confianza con la pala y reducir la incertidumbre y la duda.
– Visualizar cómo ejecutar estos golpes con resultados positivos en todas las ejecuciones. Podemos imaginarnos golpeando la bola con resultados siempre positivos y repitiendo el golpe con diferentes trayectorias, intensidad, fuerza y distancias.
– Comenzar a aplicarlos en competiciones domésticas para ir cogiendo confianza y vencer miedos. En las competiciones de nuestro club o escuela de pádel podemos golpear la bola tal como lo hemos imaginado y entrenado, mejorando nuestro rendimiento y, como consecuencia, nuestros resultados.
– Importante preparar los partidos con el compañero y/o compañera. Así evitamos «quedarnos parados o dudar» en aquellas bolas que van al centro o que pueden ser golpeadas por cualquiera de los dos jugadores. Hablarlo previo al partido es necesario y muy conveniente, sobre todo, cuando jugamos con un compañero o compañera con la que habitualmente no lo hacemos.
También es importante aprender a dejar los errores atrás, es decir, si hemos fallado una bola por dudar, debemos resetear la mente y comenzar de nuevo el siguiente punto sin mirar hacia atrás. Recordad que el pádel es un juego de errores y la gestión de dichos errores es fundamental para mejorar nuestra conducta competitiva y nuestro rendimiento en competición. Pero eso, lo veremos en otro artículo … Recuerda, entrena también la mente para seguir mejorando día a día. A disfrutar del pádel!
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