Las lágrimas de Álex Ruiz en el banquillo lo decían todo. La emoción le había sobrepasado en una temporada muy complicada que al menos tendrá un título, peleado y merecido. El FIP Platinum de México es suyo.
El duelo final les enfrentaba a él y a Álex Arroyo contra Lucas Bergamini y Javi Garrido y estuvo disputado, mucho, pero sin una pareja que pudiera controlar de principio a fin. Partido de montaña rusa con constantes subidas y bajadas, con picos de rendimiento pero también con mucho más ataque que defensa.
El primer parcial sirvió para ver cómo ‘Los Álex’ engullían, maniataban y reducían a casi la nada las opciones y el juego de Bergamini y Garrido, muy superados en todas las facetas y acumulando demasiados errores, especialmente con su saque, que no terminó de ser moneda para conseguir puntos.
La pareja nº1 no podía con el caudal ofensivo de los españoles, que se movían con total libertad y acierto por la pista, confiados en su juego y saliéndoles prácticamente todo (6-2).
Golpe de timón en el segundo, cambiando por completo la dinámica y las buenas sensaciones. Eran ahora Garrido y Bergamini los que tocaban la pelota, la controlaban y se hacían con el control total. El brasileño empezaba a encontrarse mejor y ‘El Califa’ se hacía fuerte por arriba, lo que significó que los puntos cayeran más para su lado y ellos pudieran abrir distancia, siendo ahora los que empataban la contienda (3-6).
En el tercer y definitivo parcial, de nuevo el dominio se trasladó de bando pero ahora con más impacto que nunca. Arroyo y Ruiz levantaron el telón del mismo y consiguieron un monólogo absoluto, de principio a fin, sin dejar siquiera un juego a sus rivales. Lucas y Javi veían la bola pasar sin que pudieran sumar a su estadística.
Un parcial perfecto del valenciano y el andaluz les elevó en la central de México para poner el 6-2, 3-6 y 6-0 que les daba su primer título del año. Ha costado pero ha llegado y las lágrimas de Ruiz demuestran lo que cuesta ganar.
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