Cambió por completo el guion de los cuartos de final y en las semis de Génova, la facilidad del top 4 para vencer se convirtió, especialmente en uno de los partidos, en una batalla de proporciones épicas, una guerra abierta en la que ninguno hizo prisioneros y en la que se corrió, peleó y entregó hasta la última gota de energía. Esto es pádel.
En una hora y media, Arturo Coello y Agustín Tapia fueron capaces de sobreponerse al empuje de Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno, un clásico que antaño dejaba grandes puntos y ‘highlights’ por todos lados pero que de un tiempo a esta parte es monólogo de los dos primeros.
No sería tanto esta vez, al menos en la primera manga, pues los ‘Súper Pibes’ salieron con más mordiente que en otras ocasiones y lograron incluso romper el saque a los números 1, quienes aguantaban el chaparrón (2-2) e igualaban fuerzas hasta el decimosegundo juego. Se fueron hasta el tie break, donde la inercia del español y el argentino fue mejor, logrando aprovechar una bola de minibreak que les abrió las puertas para irse lanzados a por el primer set (7-6).
Golpe directo a la línea de flotación de los de Carlos Pozzoni, más desdibujados en el segundo, lejos del rendimiento de hace solo unos minutos. Su cabeza parecía no estar ya en la pista, no logrando ser tan resolutivos en defensa y viéndose sobrepasados por un Agus y un Arturo que se soltaron del todo y abrieron camino sin mirar atrás (7-6 y 6-2), llegando a su décima final del curso.
Acto seguido vendría EL DUELO. Lo que no hace tanto hubiese sido un paseo militar para Ale Galán y Fede Chingotto, en Génova se convirtió en una guerra de trincheras con Paquito Navarro y Juan Lebrón. Un duelo entre ex que no se daba desde que se separaron (concretamente el de Lebrón vs. Galán) pero que se elevó al cielo italiano gracias a una demostración de juego de los dos andaluces, quienes en esta prueba sí han demostrado que pueden encauzar su talento por el mismo camino y no implosionarse mutuamente.
Casi tres horas de reloj para conocer a los ganadores, pues la estrategia inicial de Lebrón y Paquito de volcar el juego más hacia Chingotto y presionarle con globos y bandejas, obligándole a un gran desgaste, funcionó; el argentino no se encontraba cómodo, sufría mucho al subir y bajar pero en ningún momento se descomponía, pues sabía que si trabajaba, al final Galán entraría en la jugada y desnivelaría la balanza.
Sin embargo, el primer break sería para Paquito y Juan al paso por el tercer juego para tomar ventaja y cerrar luego, en el décimo, con un 4-6.
Problemas para los de Jorge Martínez, que veían cómo se les podía escapar la posibilidad de un nuevo «clásico en la final», pero si por algo se caracterizan, es por su trabajo. Pasarían el ecuador del segundo set con todo parejo y en el octavo juego encontrarían la llave. Abrieron la puerta desde el resto el madrileño y el argentino y evitaban después con su saque, el irse a un tie break que se olía ya en el ambiente, siendo los primeros que lograban en este torneo romperles el saque a Paquito y Juan, obteniendo un 7-5 que alargaba todavía más la agonía habiendo pasado ya las dos horas de juego.
Opciones de rotura en ambas duplas, calma muy tensa y fuego cruzado para medir el estado de los oponentes. Así se llegaría al décimo juego donde, nuevamente, tirarían la puerta Ale y Fede para romper y ponerse por delante, acabando con las aspiraciones y los sueños de los de Rodri Ovide, quienes en su mejor torneo hasta la fecha perdían una magnífica ocasión de presentarse en la final (4-6, 7-5 y 6-4).
Pleno de finales para Galán y Chingotto desde que se juntaron y octava vez que se ven las caras con Tapia y Coello. ¿Qué pareja se coronará en Génova?
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