Tengo que reconocer que mi llegada a este deporte fue casual. Nunca lo había practicado, no había leído sobre él y, como otros muchos por aquel entonces, tenía la percepción de que era una disciplina elitista y reservada a una determinada clase social. No tardé mucho en darme cuenta de mi error y desde el primer día me fue seduciendo por su vertiente social, por su cara divertida así como por el ambiente tan distendido y cercano que se respiraba en cada prueba.
Siendo casi un desconocido en el mundillo del pádel, para mí fue un orgullo que los máximos responsables de una cita del torneo profesional se hubiesen fijado en mi trabajo, así que puse rumbo a Fuengirola con mucha ilusión y con ganas de pasármelo bien… Aunque no podía ni imaginarme todas las sorpresas que me esperaban a partir de ese momento.
No sólo me encontré con un club fantástico, con unas instalaciones magníficas y un personal de gran calidad humana. También hice amigos que conservo en la actualidad y me vi ‘obligado’ a hacer mi debut dentro de una cancha porque me ‘invitaron’ a participar en el Pro-Am de las jornadas previas al inicio del Cuadro Principal. Nunca antes había cogido una pala, nunca antes había entrado en una pista y en esas me vi, vestido de corto y con el deseo de no hacer mucho el ridículo.
No podré olvidar el primer partido de mi vida. Enfrente estaban Juan Martín Díaz y un chico ‘algo rellenito’ cuya cara me sonaba mucho. Al presentarnos y oír su nombre, Carlos Jean, ya supe de qué le conocía. «Es el de la música y si le han puesto como pareja a uno de los mejores jugadores del mundo es que tiene que ser tan ‘paquete’ como yo»… Ese fue mi primer pensamiento y aunque me las prometía muy felices, no tenía ni idea de lo que me esperaba justo a continuación. Por respeto a la que fue mi compañera, no diré su nombre… ¡¡Pero seguro que ella nunca podrá olvidar la nefasta experiencia!!
Creo que casi no toqué la bola… Una y otra vez trataba de buscar a Carlos pero ese tipo que debía pesar el doble que yo se movía como un felino, con una agilidad y una coordinación fascinantes y tenía un talento increíble. En un momento llegué a pensar que el profesional era él. No ganamos ni un solo juego. «Ha sido casualidad y sólo porque yo soy demasiado malo». Otra vez me equivocaba. Otros rostros conocidos como Carla Goyanes o Aritz Garde (La Oreja de Van Gogh) fueron las siguientes víctimas de un verdadero ciclón ‘padelero’ que terminó logrando la victoria en ese campeonato.
Durante la entrega de premios estuvimos bromeando durante un rato y llegó a decirme que lo que le hacía moverse de esa manera dentro de la pista era el ritmo que corría por sus venas… Ahora, casi siete años después, no consigo contener la sonrisa cada vez que le veo creando magia con el ‘Plan B’ en el Hormiguero. No puedo presumir de conocerle pero durante el tiempo que compartí junto a él me di cuenta de que era una de esas personas que transmiten una energía muy positiva. Nacido en El Ferrol pero amante de mi Cádiz (yo soy de Tarifa), de sus playas y de sus carnavales, perder ante alguien así no fue una pena, fue un privilegio y una anécdota que ya siempre me acompañará, vaya donde vaya.
Óscar Aguilar Núñez (prensa@padelspain.net)
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carlosjean Carlos Jean
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