El jugador de Vibor-A, Maxi Grabiel, se encuentra sin duda en un estado de forma y de juego magnífico, ya que junto al español Paquito Navarro, lleva dos triunfos consecutivos en World Padel Tour. Ahora ha querido valorar para su firma, cómo ve sus aspiraciones de cara al final del año.
«Llegamos a San Fernando con la moral alta después del triunfo en Valencia y de haber derrotado en la final a los números uno del mundo Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín. Tanto Paquito Navarro como yo éramos conscientes de que nuestras posibilidades de triunfo eran mayores por la ausencia de las dos primeras parejas del circuito.
El partido contra Juan Manuel Vázquez y Borja Yribarren en primera ronda no fue tan fácil como señaló el marcador a pesar de ser una pareja nueva que venía de la previa. Borja jugó especialmente bien. En este primer partido nos dimos cuenta de que la pista era muy lenta y que el torneo iba a ser tremendamente duro.
En octavos jugamos contra Gerard Company y Rubén Rivera, también una pareja nueva. Contra Gerard ya había jugado muchas veces, es un gran jugador de derechas que interpreta muy bien el pádel y maneja muy bien los ritmos… Sabíamos que en una pista tan lenta llegarían sus oportunidades. El primer set lo despachamos con facilidad por un 6-0, ya que Rubén Rivera tardó en meterse en el partido, pero en el segundo todo fue mucho más ajustado y lo ganamos 6-4.
Contra Aday Santana y Jordi Muñoz teníamos claro que iba a ser un partido igualado. Salimos a tope con la intención de hacer largos los puntos. Notamos que Jordi no se encontraba muy bien y cargamos el juego a su lado. El primer set lo ganamos 6-2 y comenzando el segundo, se retiraron por una indisposición de Muñoz. Esto nos allanó el camino para el cruce de semifinales contra Lamperti y Allemandi, al jugar solamente un set. Creo que lo del morbo ha sido una cuestión de los medios de comunicación y las redes sociales. Tanto Paquito y Adrián como Lamperti y yo seguimos manteniendo una gran amistad. Era un partido especial para nosotros porque nos encontrábamos en una semifinal, cosa bastante seria. Al menos no hicimos otra lectura, lo que ocurre y comprendemos es que para los aficionados sí que era el partido del morbo. Jugamos muy serio y ganamos por 6-4 y 6-1.
Ya en la final salimos preparados para estar dentro de la cancha mucho tiempo por el juego que veníamos desarrollando ambas parejas y por la lentitud de la pista. El partido se fue por encima de las cuatro horas, siendo muy igualado en todo momento. Empezamos mejor, llevándonos el primer set por 7-5; en el segundo hubo roturas por todas partes hasta que al final se lo llevaron ellos por 7-5; en el tercero Paco Navarro empezó con problemas en el cuádriceps y tuvimos que pedir fisio. Parecía que estábamos tocados pero mi compañero se recuperó de los calambres y nos llevamos la tercera manga por 7-5; en el cuarto, quien comenzó con problemas fui yo, en el cuádriceps y en el isquio, duro de soportar y tremendamente cansado. Sabíamos que si nos igualaban en el cuarto no íbamos a poder hacer nada en el quinto, así que dimos todo y ganamos el torneo en el tie break de dicha manga con un sabor especial por el sacrificio que hicimos.
Haciendo balance de estos últimos torneos creo que la adaptación con Paquito Navarro ha sido sorprendente, no es normal sin haber jugado juntos nunca y con tres entrenamientos que tengamos estos resultados. La química dentro y fuera de la pista ha sido bárbara. Sin duda es uno de los momentos más dulces de mi carrera, nunca había ganado dos torneos seguidos y nunca había jugado a este nivel. Es increíble que a mis 38 años pueda estar disfrutando estos momentos. ¡Ojalá se prolongue!»
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