El torneo de Bruselas es, al menos por el momento, el que más sorpresas nos está dejando en la temporada. No hay dudas de que la vuelta al Viejo Continente y a las citas en indoor está sacando una versión mucho más igualada entre todas las parejas y eso está permitiendo que no haya un resultado claro por mucho que el ranking quiera imponerse su ley.
Y si no, que se lo digan a Gemma Triay y Claudia Fernández quienes, en un torneo claramente a trompicones, a arreones puntuales y en el que se estaban manteniendo más por arrebatos y por orgullo que por buen juego y continuidad, hayan logrado el más imposible todavía. Sufriendo, con muchísimo trabajo en pista y siempre tirando de orgullo, han eliminado a las nº1, quienes llegaban con una hoja de servicios inmaculada.
En la primera semifinal de la jornada se veían las caras las parejas nº1, Paula Josemaría y Ari Sánchez, y nº3 del ranking femenino, quienes ya se midieron con anterioridad en Catar con resultado más que favorable para las líderes del ranking y donde, nuevamente, empezaron mucho mejor.
Los primeros compases fueron suyos y cogieron rápidamente velocidad de crucero (5-2), pero Gemma y Claudia consiguieron, en su primera subida de intensidad, empatar el partido (5-5). Ese trabajo se esfumaría minutos después tras encajar su segundo break en el set y permitir que Ari y Paula, con su servicio, consiguieran el primer parcial (7-5).
Los brotes verdes mostrados por las chicas de Rodri Ovide se mantuvieron en el tiempo y les permitieron empezar el segundo con una clara mejoría (0-3). Las nº1 recuperaron uno de los breaks que tenían en contra pero a partir de ese momento los errores no forzados les condenaron y perjudicaron en exceso, lo que acabó por traducirse en el 4-6 con el que todo se empataba y se iba al tercer set.
Seguirían apretando las chicas de verde, Gemma y Claudia, para mantener vivas sus esperanzas de victoria y esta vez la madrileña, a diferencia de rondas anteriores en las que le vimos algo cortocircuitada y más intermitente de lo que acostumbra, se soltó del todo, sacando a relucir su gran calidad, y frenó en seco las acometidas de Josemaría y Sánchez, quienes sufrieron mucho con su servicio (hasta seis bolas de break en contra acumularon). Una estadística que les perjudicó y les hizo que, nuevamente, recibieran una rotura cuando el partido más tenso estaba para acumular otro 4-6 y quedarse a las puertas de la final.
La segunda semifinal no se quedó atrás en emoción y mientras a Alejandra Salazar y a Tamara Icardo les duraron las fuerzas y el físico, el partido no tenía dueñas claras.
Sus rivales eran Delfi Brea y Bea González, cuya visita ya habían tenido en Puerto Cabello, por lo que se conocían bastante y sabían mutuamente por dónde atacarse. Sin embargo, pese al gran comienzo de las nº2, serían Ale y Tamara las que encararían el tramo final del set con mejores sensaciones y rendimiento, provocando varios errores seguidos en sus oponentes y firmando un 6-3 para abrir la eliminatoria.
La segunda mostró un mejor nivel de todas y aunque intentaban siempre atacan con fuerza desde el resto, las sacadoras se mostraron solventes, traduciendo todo ello en 12 juegos repartidos con exactitud para ambos lados, teniendo que medirse en un tie break en el que la balanza se decantó para Brea y González, quienes empezaban a asomarse más por su físico y mayor pegada (6-7).
El empate aceleró más si cabe a la argentina y a la española, haciendo que ofrecieran su mejor versión a la vez que Ale y Tamara decaían muchos enteros, sin capacidad alguna de respuesta y recibiendo un doloroso 0-6 para concluir. Un marcador algo engañoso pero que les servía a Bea y Delfi para meterse en su segunda final del año y ahora sin sus grandes rivales enfrente.