Hay uniones que desde el primer momento encajan, que hacen click y encuentran la vía buena para sorprender a las rivales, crecer y conjugar dos estilos a priori diferentes. Eso es lo que les ha ocurrido a Claudia Fernández y Gemma Triay quienes, en su primer torneo juntas, han llegado a una cota que hasta la fecha parecía reservada a las dos primeras parejas del ranking: la final.
Hagan lo que hagan, su torneo es de sobresaliente, superior a todas las apuestas, a cualquier cábala previa, habiendo conseguido imponerse en un partido muy duro a la experiencia de Alejandra Salazar y Tamara Icardo. También pareja nueva, también con buenas sensaciones, pero no tanta como la suya.
Porque en el duelo entre las »nuevas», los breaks fueron los únicos elementos que decantaron una balanza muy igualada. Tres hubo a favor de cada pareja, logrando salvar uno Gemma y Claudia mientras que la valenciana y la madrileña ninguno y eso, unido a que Claudia no notó en ningún momento vértigo por la altura de la competición ni por su juventud. Tiene madera de jugadora enorme, por qué no de número 1.
El caso es que el choque vivió en un cruce constante, en un intercambio infinito que terminó únicamente con el definitivo 7-5 y 6-4 en favor de Triay y Fernández en un partido que merecieron ganar las cuatro pero que se decantó por las de mayor ranking únicamente por no haber podido defender con más acierto las bolas de break en contra.
En la segunda semifinal también se rebelaron las »novatas», en este caso Martita Ortega y Vero Virseda, sobre todo la toledana, quien a pesar de no estar acostumbrada a llegar a estas instancias, dio una cátedra de aguante, físico, resistencia y perseverancia. Se escudó muy bien en Ortega y le complicó y de qué manera, con globos, cambios de dirección y de velocidad a Ari Sánchez y Paula Josemaría, quienes claramente fueron de menos a más.
El choque empezó muy bien para las de Carlos Pozzoni, aprovechando que estaban más frescas pues llegaban con menos competición en las piernas, lo que les ayudó a apretar más desde el resto y a encontrar premio a sus continuos intentos de rascar algo, obteniendo una rotura que significaba el 4-6.
Las nº1 seguían teniendo que ganar dos sets para llegar a la final pero ahora no había margen de maniobra: era acertar o acertar. Juntaron filas y en el segundo sí demostraron su calidad y toda su pegada, abriendo muchos ángulos, pinchando más los globos y subiendo más Ari a la red al tiempo que Paula barría espacios en la parte de atrás. Así, escalonadas, fueron saliendo a flote y abriendo una distancia amplia que se tradujo en el empate en poco más de 20 minutos (6-2).
Todo abierto en el tercero, las cuatro dieron lo poco que les quedaba y ofrecieron al público toda su entrega con un partido de tú a tú. Increíble entrega para atacarse y defender, pasarse y repasarse, tener opciones Josemaría y Sánchez y, a pesar de estar contra las cuerdas, seguir respirando Ortega y Virseda, todo ello hasta que en el décimo juego, los golpes con picante de Ari abrieron hueco en una visiblemente cansada Vero que ya no pudo aguantar en el cruzado y que acabó por sucumbir, pero con la cabeza muy alta. Esta nueva pareja promete emociones fuertes (4-6, 6-2 y 6-4).
Tendremos en el Qatar Major una final inédita entre Ari Sánchez y Paula Josemaría y Gemma Triay y Claudia Fernández.
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