Se van de manera silenciosa pero habiendo dejado una estela espectacular, un legado que pocas pueden igualar y que ha servido para llevarlas a lo más alto y cambiar por completo los paradigmas de este deporte.
Del pádel control y muy tácticamente trabajado de Carolina Navarro y Cecilia Reiter, al volumen inmenso de bola y trabajo constante de Eli Amatriain y Patty Llaguno para pasar, justo después, al poderío físico y ofensivo de nuestras protagonistas, Mapi y Majo Sánchez Alayeto.
En el Palau Sant Jordi, entre varios de los partidos del Master, el circuito quiso hacerles un reconocimiento, haciéndolas saltar a la pista para recibir, de las manos de Ramón Agenjo, presidente de World Padel Tour y José Luis Serrano, consejero delegado de World Padel Tour, un cuadro homenaje por su trayectoria, valores, entrega y compromiso para con este deporte.
No estuvieron solas, pues les acompañaron más de 10000 gargantas que quisieron animarlas y corear sus nombres y muchas manos que les aplaudieron. Porque ellas, más allá de los títulos, cambiaron el pádel femenino. Aunque, todo hay que decirlo, el homenaje real, el importante, fue el que el día anterior les brindó la gente, sus seguidores, los aficionados a este deporte, quienes verdaderamente pusieron en valor toda una vida dedicada al pádel, haciendo que a ambas se les cayesen las lágrimas nada más terminar el partido.
Realmente, es el público el que otorga valor a tus logros, el que te define como deportista y como persona y ambas han contado con su cariño más allá de entras oficiales e institucionales, que se agradecen pero en este caso se han hecho en tiempo y forma algo equivocadas.
Una pena que no pudieran despedirse juntas, pues Mapi concluyó su trayectoria en la pista jugando este torneo con Lucía Sainz (y perdiendo en su primer partido), pero al terminar recibió el cariño de la gente que valoró su esfuerzo. El resultado no importaba tanto como homenajear a la persona.
Con 39 años y tras una vida dedicada al deporte, buscan ahora nuevos proyectos, como el de la maternidad, de ahí que su decisión estuviese más que meditada y reflexionada.
Durante cuatro años fueron números 1 (2014, 2015, 2017 y 2018), sumando más de 30 títulos y provocando que el pádel femenino cogiese velocidad, cambiase su estilo y evolucionase hacia lo que vemos hoy, a un juego más rápido y de voleas constantes, movimiento e intensidad, como el que realizan Ari Sánchez, Paula Josemaría o Bea González.