Partido lento, muy lento, entre las dos primeras parejas del día este viernes de cuartos de final. Alejandra Salazar y Sofia Araújo contra Jessica Castelló y Aranza Osoro.
Se conocen a la perfección y eso implica que se contrarresten constantemente, lo que nos dejaba, en la primera media hora de juego, un marcador muy bajo (2-2) algo a lo que ayudaban también las condiciones de la pista.
El partido llegó en esa igualdad al ecuador y lo traspasó, convirtiéndose en las únicas que lo agitaban Aranza con momentos puntuales de garra e ingenio y una Alejandra que sostenía y apretaba cuando podía; así, el 5-5 imperaba en el luminoso.
Se ponían, grito mediante de rabia, Salazar y Araújo por delante en el decimoprimer juego (6-5) y en ese momento, decidieron apretar; consiguieron ganar el primer servicio rival, también el segundo y revisión mediante, el tercero, poniendo un 0-40 en el marcador que se convertiría poco después en el juego que les daría el 7-5 que cerraba el primer set tras una hora de juego.
La reanudación trajo la misma esencia, la misma dinámica de martillo pilón en las cuatro protagonistas. Intercambio va, intercambio viene, acierto de unas, fallo de las otras y así constantemente hasta llegar otra vez al tramo final sin sensación de superioridad en ninguno de los dos lados de la red. Sin embargo, Ari y Sofia conseguirían una vuelta de tuerca más y con un estirón final se harían con el parcial merced a una ventaja que se trabajaron y que les llegó cuando más lo necesitaban (4-6).
Quedaba el tercero y ahí afloraría la garra enorme de Jessica y sobre todo de Osoro, pura sangre argentina que compite como si en ello le fura la vida. Mordió su pala y apretó la mano, levantando aplausos con cada punto, puño en alto, pidiendo complicidad con la grada.
Así obtuvo premio, sumando y sumando, abriendo diferencias al tiempo que Salazar y especialmente Araújo parecían paradas sobre la pista, sin ideas y sin actividad en las piernas. No corrían, mientras que al otro lado la actividad se multiplicaba, incendiando cada pelota. Eso sirvió para que, por primera vez en la eliminatoria, una pareja fuese claramente superior a la otra y para que Jessica y Aranza se llevaran su primera victoria en un Master Final, una además debutando (7-5, 4-6 y 2-6).
Un triunfo de categoría que les refuerza mentalmente una barbaridad y que les pone, ya como mínimo, en semis y les permite seguir soñando.