Entre humo, aplausos y música épica, los nº1 del ranking, pala en mano, entraban al Palau Sant Jordi con el firme objetivos de ahuyentar algún que otro fantasma aparecido en este tramo final de temporada, donde los títulos han llegado, pero más a cuentagotas que nunca.
Y es que aunque ganaron en la prueba de México de World Padel Tour, antes habían pasado Arturo Coello y Agustín Tapia no uno, ni dos, sino hasta seis torneos (desde la prueba de Málaga de julio) sin tocar metal, y necesitaban sus vitrinas nuevos inquilinos.
Para impedírselo, una pareja de circunstancias, Miguel Yanguas (debutante en el Master) y ‘Sanyo’ Gutiérrez, pasando este último al revés para intentar sorprender y poder manejar en el cruzado a Tapia, pero las pruebas de laboratorio se deshicieron. Porque ni Arturo ni Agustín estaban por la labor de dejar el más mínimo resquicio por el que poder aparecer el factor sorpresa y provocar sustos: había que ganar y con contundencia.
A eso se pusieron en el primer set, a un repiqueteo constante que les dio dominio y margen, a una dinámica impresionante en la que no había cabos sueltos, todo estaba estudiado y ejecutado a la perfección y dio sus frutos. Anclados en la red, lograban superar a base de golpes tensos, fuertes y con peso la resistencia de Yanguas y ‘Sanyo’ este mermado físicamente debido a un resfriado, lo que terminaría por decantar el encuentro.
Porque tras recibir un 6-0 categórico ante el que no hubo discusión alguna, la exhibición continuaría en el segundo hasta el quinto juego; allí, con 3-1 para el vallisoletano y el de Catamarca, ‘Sanyo’ decidía retirarse, no podía más, su cuerpo no tenía fuerzas para seguir aguantando el chaparrón ni para correr por la pista.
Una despedida que el público en un primer momento no entendió, pues empezó a silbar, pero que cesó en su sonido de viento cuando vio al de San Luis tapado con la toalla y sin poder reprimir la frustración, triste y sin poder entender su mala suerte.