Han desperdiciado Arturo Coello y Agustín Tapia uno de los ‘match ball’ que tenían. Suecia podía haber sido tierra de sentencia, de coronación, un lugar donde elevarse definitivamente entre todos los demás y llegar a lo más alto. Pero todo esto es pasado, elucubraciones, porque ya no será así.
Los culpables de ello tienen nombre y apellidos, Ale Galán y Juan Lebrón, quienes tras una temporada de travesía por el desierto, han despertado a tiempo para agitar el final de temporada, ponerle mucho picante y ser los auténticos jueces de cara a saber quiénes ocuparán su lugar de privilegio. Ahora mismo está en la mano de Coello y Tapia, mañana…quién sabe.
El binomio hispanoargentino, de haber pasado a la final y haber ganado, hubiese sido matemáticamente nº1 del ranking siempre y cuando Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno se hubiesen quedado en la semifinal, pero nada de eso se dio, sino más bien al revés. Y es que ya se ha dicho muchas veces: lo difícil no es llegar, sino mantenerse.
Galán y Lebrón, además, tiraron de jerarquía y realizaron un partido pluscuamperfecto, de ataque y defensa, superlativo en casi todos los aspectos y sin dejar nada al azar, mientras que los ‘Golden Boys’, tras una ligera recuperación en las últimas citas, siguen sin llegar al 100%, especialmente un Coello muy desdibujado y sin la solidez ni poderío de principios de año: ¿problemas físicos, en el aspecto mental, dudas…?
Poco hay que contar en el encuentro, pues con un 2-6 y 1-6 Ale y Juan desarmaron toda la capacidad ofensiva de una pareja acostumbrada a mandar y caminar con viento a favor pero que últimamente se ve en contra y abajo en el marcador con demasiada reiteración.
En la otra semifinal, por contra, aunque con sufrimiento, Stupa y Di Nenno supieron sacar (una vez más y nos abemos cuántas van) un partido que se les puso muy cuesta arriba pero en el que supieron competir y arrancar incluso ovaciones.
Víctor Ruiz y Lucas Bergamini comparecían con la vitola de factor sorpresa, pero fueron incapaces de ofrecer la buena imagen de días anteriores. En la manga inicial estuvieron desaparecidos al acumular muchos errores (0-5), fruto quizá de los nervios, que pudieron con ellos y solo les dejaron hacer dos juegos (2-6).
Olvidándose de la entrega inicial, Bergamini y Ruiz juntaron líneas y decidieron hacer lo que mejor saben: devolver una y otra vez la pelota y desesperar al rival. Estando más firmes con su saque y sabiendo abrir más la pista, el español y el brasileño obtuvieron un mejor rendimiento y fueron capaces de igualar en intensidad y acierto, llegando a la parte final empatados, forzando el tie break y llevándoselo (7-6) para alargar la contienda unos minutos más.
La efervescencia del tercer set y el run-run que manejaba la grada ante un posible show quedó en explosión inicial y poco más, pues serían de nuevo los ‘Súper Pibes’, en una repetición del comienzo, los que llevarían la voz cantante y realizarían un monólogo de pádel (1-6).
Duodécima final para Franco y Martín esta temporada y ya, pase lo que pase, la clasificación se ha apretado. Querrán llevarse lógicamente su séptimo título (números impresionantes a pesar de haber empezado tarde a tocar metal) y seguir presentando batalla. Lo que ocurra de aquí a final de temporada solo podemos imaginarlo.
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