Cuando un/a deportista ve cerca el final de su carrera, aprende a disfrutar cada partido, cada victoria e, incluso, cada derrota. De todo se aprende, todo parece tener más valor y todo suma en la mochila. Las vivencias, las anécdotas, los viajes…todo eso viene a la mente y afloran los sentimientos.
Eso es lo que le ha ocurrido a Mari Carmen Villalba, ‘Marikilla’ para muchos, la jugadora de pequeña estatura pero enorme sonrisa, afrontaba en Malmö su último compromiso en World Padel Tour (en sus planes no entra estar en México pero sí en la prueba de Premier de Milán), un partido que, de haberlo ganado hubiese sido un gran colofón a su carrera por las rivales que tenía delante pero que en las cuentas de la propia jugadora entraba perderlo, pues se medía a Ari Sánchez y Paula Josemaría, las nº1.
Junto a Ana Fernández De Ossó entraba a pista con el semblante concentrado pero también con la mirada algo ausente, pensativa, intentando evitar que las lágrimas tomaran el protagonismo y que lo hiciera solo su sonrisa mientras saludaba a las oponentes y al árbitro.
Ya les costó ganar en su debut pero ante Josemaría y Sánchez el reto era casi misión imposible, como se demostró después con el marcador (6-3 y 6-0 para la catalana y la extremeña). Así, Villalba se despedía después en un homenaje casi a puerta cerrada, en ‘petit comité’ por la gran ausencia de público, ahora ya sí dejando salir todas las emociones juntas.
Aplaudida por compañeras y también rivales decía adiós casi por la puerta de atrás, sin un homenaje por parte del circuito pero al menos con muestras de cariño y con palabras de reconocimiento.
Tras más de 10 años en lo más alto, compitiendo contra todas y habiendo llegado a un Master Final y levantando incluso títulos, la andaluza colgará definitivamente la pala, como decíamos, en México, pero siempre nos quedará su eterna sonrisa y su alegría.
Como ella misma comentaba…»Vamos a por Milán».