Cuando un genio se retira, la disciplina a la que pertenece pierde parte de su esencia. Juan Martín Díaz cuelga la pala y con él, gran parte de magia, de alegría, de resistencia a los dictámenes de la táctica y la estrategia, una especie de alma libre que ha maravillado a tantos y tantos aficionados, que ha desquiciado a rivales y que, durante muchos años, miró a todos desde arriba.
Juan Martín Díaz, ‘El galleguito’, ha decidido colgar la pala a finales de este año, tal y como adelanta nuestro compañero Alberto Bote de Mundo Deportivo. Una decisión meditada pero también en parte por los problemas físicos que ha venido arrastrando durante tanto tiempo en sus rodillas (desde 2016, si bien en 2014 sufrió una rotura crónica en el menisco) y que, aunque parece recuperado tras su operación, siempre han sido un hándicap para él y a sus actuales 47 años le piden ya cierto reposo y no tanta »tralla» ni tanta competición.
Ver a Juan Martín Díaz en la pista y verle fuera era como contemplar dos personas totalmente distintas. A un lado, un competidor nato, esencia argentina pura a pesar de su nacionalización como español y defensor de la ‘Roja’ en pruebas internacionales’, y al otro, una persona totalmente cercana a los fans, cariñosa, siempre dispuesta a un autógrafo o foto.
Dejando a un lado el tan manido recurso de los títulos cosechados, aunque en esta ocasión es más que importante no olvidarse de los 14 años como número 1 del mundo (13 seguidos al lado de Fernando Belasteguín), de los más de 150 títulos y de las incontables victorias, números que raramente se repetirán.
Pablo Lijó, Leo Padovani, Agustín Gómez Silingo, Hernán ‘Bebe’ Auguste, Juan Lebrón, ‘Coki’ Nieto, Paquito Navarro, Lucas Campagnolo, Jairo José Bautista (el actual), Agustín Gutiérrez o Álex Arroyo han sido algunos de sus compañeros pero, sin duda alguna, su leyenda se forjó al lado de otro histórico de este deporte: Fernando Belasteguín.
Los dos argentinos, bautizados como ‘Los Reyes del Pádel’, marcaron un hito histórico, una racha triunfal al alcance de muy pocos o prácticamente de ninguno. Ser eternos, imperiales, casi invencibles durante muchos y muchos torneos, llegando a 190 finales con un total de 21 meses invictos y 22 títulos consecutivos, un hito que nadie ha sido capaz de superar y que, hoy en día y teniendo en cuenta el crecimiento de tantas parejas, se antoja más imposible si cabe.
Un drive que quizá, por características, no es muy al uso, precursor de grandes jugadores como Miguel Yanguas, Arturo Coello o Juan Lebrón pero muy diferente al control que atesoran otros como Martín Di Nenno o Fede Chingotto; un jugador que cambió los estereotipos del deporte, que consiguió hacerle evolucionar con su pádel eléctrico y sin sometimiento alguno a los dictámenes de los entrenadores, un alma libre que vivía constantemente en la red y que ahí un claro ejemplo de anarquía, de espectáculo y de recursos, de ahí otro de sus apodos, »El hombre de los Recursos».
2023 será la última temporada de Juan Martín Díaz, también la de Pablo Lima. Lo importante es disfrutarle de aquí a diciembre. El pádel se merece cada uno de los minutos que ellos dos pasen sobre el 20×10. ¡Mucho pádel para ambos!
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