Ni fue la final soñada para el público ni tampoco para ellas y mucho menos tampoco para las rivales. Gemma Triay y Alejandra Salazar vuelven a campeonar, pero lo hacen a medias, por mayor aguante y abandono de las rivales, que dejaron una final con sabor agridulce.
Y es que una lesión de Claudia Jensen le obligó a retirarse nada más iniciarse el segundo set junto a su compañera Jessica Castelló, si bien hasta ese momento es cierto que solo hubo una pareja sobre la pista.
Gemma y Ale no bajaron de la sexta marcha, apretando cada golpe independientemente que uese un saque, un remate o una volea, todos iban con intención, profundidad y peso, buscando esa especie de »guerra relámpago» en la que daban golpes rápidos y certeros, siempre a la línea de flotación de la española y la argentina.
Entraban y salían constantemente, iban de atrás hacia delante, volaban sobre el tapete azul de Chile mientras que Claudia y Jessica sufrían, se les veía en las caras que no estaban cómodas y que el cansancio acumulado y el rigor del partido jugaban en su contra.
Desde el 1-1 todo cambió, pues las pupilas de Rodri Ovide enlazaron cinco juegos de manera consecutiva, cinco golpes directos que les sirvieron para, en apenas 20 minutos, obtener el premio de la primera manga (6-1).
En la segunda, nada más empezar y con 1-0 para Salazar y Triay, Claudia Jensen no podía seguir debido a los efectos del golpe de calor de las semifinales, con lágrimas en los ojos, y decidía retirarse; la salud es siempre lo primero y en apenas unos días tienen una nueva oportunidad de sumar muchos puntos. Conviene recuperarse y llegar en las mejores condiciones posibles.
Gemma y Ale, por su parte, con solo media sonrisa porque la victoria fue sin terminar el partido, se marchan con un nuevo e histórico título bajo el brazo. Siguen sumando y fagocitando pruebas, siendo esta la segunda del año. Han encendido el contador y no tienen mucha intención de apagarlo.
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