Llegaban a la final las dos mejores parejas del año, sin discusión, sin oposición en prácticamente toda la temporada. Entras las cuatro habían manejado y apuntado sus nombres en casi todos los títulos de esta complicada temporada, por lo que eran las favoritas a todo.
Eran las únicas que habían sido nº1, las que se habían sentado en el trono del pádel femenino y, por supuesto, las reinas absolutas del 2022, acaparando presencia en casi el 100% de las finales y quitándose mutuamente los títulos. Ari Sánchez y Paula Josemaría por un lado, Alejandra Salazar y Gemma Triay por el otro. Dos inercias diferentes, las primeras con una temporada que quizá se les ha hecho larga y las otras en pleno auge de juego, creciendo por segundos, en cada partido, y con la balanza más que decantada a su favor por títulos y sensaciones.
Salieron fulgurantes, como no lo habían hecho hasta ahora en el torneo Paula y Ari, llegando a estar 4-1 arriba, pero no fueron capaces de sentenciar el set cuando lo tuvieron todo a favor, y vieron cómo Ale y Gemma lograban acercarse y embarrarles parte del buen juego que estaban haciendo (5-3), terminando finalmente el parcial con un 6-3 a su favor.
Gemma Triay y Alejandra Salazar buscaban darle la vuelta al partido y para ello decidieron dar un par de pasitos hacia delante, logrando un break en el cuarto juego (1-3) que les allanaba un poco más el camino; Ari y Paula recortaban esta diferencia, pero no les iba a servir para llevarse el segundo set ya que las jugadoras Rodri Ovide conseguían romper de nuevo para llevarse el asalto con un 4-6.
Y para terminar la remontada y dar el estacazo definitivo, otra vuelta de tuerca más a su rendimiento y acierto, porque la extremeña y la catalana salieron a atropellar en el tercero, a no guardarse nada y a buscar constantemente la victoria, algo que en los primeros compases les dio un resultado magnífico (3-0), pero que después fue perdiendo fuerza hasta diluirse, quedando en nada.
Salazar y Triay encontraron, no se sabe todavía cómo, la manera de apagar el incendio que les estaban generando, tapando todo y saliendo a coger aire cada vez con mayor asiduidad, apareciendo con más constancia en la red y aplicando su mejor pádel conforme avanzaban los minutos. Así, lograron igualar primero (4-4) y después pasarles por la derecha y la izquierda para reventar la final y toda estadística, pues con el break final lograban el 6-3, 4-6 y 4-6.
Éxtasis total, alegría desbordada y los números haciendo justicia, pues las dos jugadoras que más títulos han cosechado este año (12, se dice pronto), recuperan el número 1, por escasos puntos pero vuelven a ostentarlo. No cabían en sí de gozo Salazar y Triay, pues la recompensa final ha sido doble; visiblemente emocionadas y dando las gracias, fundidas en un abrazo con su entrenador, conseguían lo que venían anunciando desde hacía meses a fuerza de títulos: que la remontada era posible y que pese a su magnífica temporada, Ari y Paula se han quedado con la miel en los labios, pero nada puede ensombrecer tampoco su hoja de servicios.
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