Era su segunda final en el circuito Premier Padel, y haciendo pleno en la estadística, también su segundo título. Mejor imposible. Franco Stupaczuk y Pablo Lima han vuelto a levantar un título tras el conseguido en Mendoza, en otro torneo de categoría P1 y volviendo a demostrar que de garra, aguante y empuje van sobrados.
Y eso que no fue nada fácil el duelo, ya que delante tenían no solo a Juan Lebrón y Ale Galán, sino también a la humedad de Giza que hizo más duro todo el torneo y a una versión espectacular de los nº1 en el arranque, quienes pusieron el »modo apisonadora» y ofrecieron un rendimiento sublime, dominando la pista y consiguiendo una amplia ventaja en el marcador.
Juego a juego, minuto a minuto, Galán y Lebrón ampliaban las diferencias, anotándose varios breaks que significaron una diferencia muy amplia, pasando por encima al brasileño y al argentino, que veían la bola pasar muy rápido sin lograr llegar a las revoluciones de los españoles (6-2).
Sin embargo, a partir de ese momento, el partido cambió totalmente. Lima cogió las riendas de la defensa, pegándose al cristal y empezando a ralentizar el ritmo con globos tanto en diagonal como paralelos al tiempo que Stupa, intercalado siempre y pegado a la red, bloqueaba una y otra vez los tiros al cuerpo de Galán y las bandejas de Lebrón. Esa mutación en la esrategia les vino perfecta y empezaron a salir a flote, logrando primero igualar los números de los adversarios y llegando a forzar el tie break en el segundo. En la muerte súbita Stupa volaba una y otra vez y »el papelito» se hizo enorme en el aire, con su tiro en suspensión, provocando demasiados errores no forzados en los españoles a pesar de que ganaron en la estadística final de winners (74 a 56).
Había partido tras el 6-7 y el de Porto Alegre seguía subiendo, aguantando como un titán a pesar de la exigencia física a la que se veía sometido, pero saliendo casi siempre victorioso ya fuese con su revés a dos manos, cambiando de ángulo o devolviendo cada uno de los 55 remates que los de Mariano Amat realizaron durante el partido. Era un muro.
Carlos Pozzoni alentó más si cabe a los suyos, pidiéndoles que siguieran con esa estrategia »que les estaba dando de comer» y que en este tercer set les mantuvo por delante con un 0-2 de inicio que se mantuvo más o menos constante hasta pasado el ecuador del mismo (1-3, 2-3, 3-3, 3-4, 5-5); fue en ese momento, en el undécimo juego, cuando los cuatro subieron más todavía el nivel a pesar de que se acercaban irremediablemente a las tres horas de pelea y de que el físico estaba muy justo, pero había mucho en juego y ninguno quería perder.
Al no haber diferencias al término del juego reglamentario, volvieron a coger número para el tie break, este ya sí que decisivo y en él, el chaqueño y el brasileño dominaron siendo más precisos y estando más finos, sabiendo leer más y mejor lo que requería la eliminatoria en ese momento. Hasta cuatro bolas de partido tuvieron Franco y Pablo, aprovechando la segunda de ellas al saque de Stupa: gran primer servicio, devolución de Lebrón, volea cruzada de Stupa hacia Galán y globo paralelo del madrileño que se va desviado y toca el cristal lateral ante el resoplido de alivio de Pablo Lima (4-7). Juego, set y partido con un 6-2, 6-7 y 6-7 y coronación como faraones bajo la atenta mirada de las pirámides. Ellos ganaron en Argentina y repiten ahora en Egipto.
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