El nombre propio del día fue, sin duda, el de Franco Stupaczuk, un jugador que cuando tiene la mano inspirada es demoledor, un espectáculo para la vista y efectivo como el que más. Y en estas semifinales lo tuvo y ni más ni menos que frente a los nº1, Alejandro Galán y Juan Lebrón.
Si echamos mano de la estadística de bloqueos que realizó durante el partido, perdemos hasta la cuenta, porque no fueron ni uno, ni dos, ni tres…ni diez, ni once, ni doce…sino muchos más, fue un muro, una especie de cama elástica en la que rebotaban todas las pelotas que le lanzaban, algunas de elas incluso con picante, buscando ángulos y haciendo daño a los rivales. Pero no solo eso, sino que a la fiesta se unió Pablo Lima, expeditivo como suele, demostrando físico, defensa imperial y mucha garra, sus señas de identidad.
Empezaban así mejor Lima y Stupa, con un 0-3 de inicio que se convertiría en una batalla abierta en los siguientes juegos hasta pasar el ecuador igualados (4-4), una paridad que no se deshizo hasta el tie break, que fue largo y trabajado como cabía esperar, ganándolo en un parcial de 9-11 el dueto argentino-brasileño (6-7).
Saldrían en tromba Galán y Lebrón en el segundo, no les cabía otra, pues necesitaban contestar el dominio rival y contrarrestar a un Stupa prendido, eléctrico en su juego, que constantemente tiraba esa bandeja a la verja que es muy poco ortodoxa porque hace rebotar mucho la bola hacia atrás pero que a su vez también crea problemas porque retrasa a los rivales y les obliga a pegarse al cristal o, en ocasiones, nada más tocar la verja cae a plomo. Así, los de Mariano Amat cambiaron la intensidad del partido, subiéndola varios niveles, y cogiendo distancia en el marcador (4-1), para asegurarse la igualada sin excesivas complicaciones (6-1).
Quedaba una batalla más y el público se frotaba las manos ante lo que este duelo de gigantes podía deparar. Sin complicarse en el comienzo (2-2), la inercia empezaría a pasar al bando de los de Carlos Pozzoni, volviendo a su »modo apisonadora» del primer parcial, ahora siendo Lima el que no dejaba que una sola bola le pasase sin devolverla siempre con intención, lo que les abrió mucho la pista y significó un par de breaks a su favor a pesar de los intentos de Juan y Ale por cortar la hemorragia. Al final, un 6-7, 6-1 y 2-6 y una ovación inmensa del respetable, que había visto un partidazo.
La otra semifinal tuvo menos highlights pero más trabajo si cabe, pues los cuatro son jugadores rocosos a los que les gusta pelear cada pelota. Frente a frente, Fernando Belasteguín y Arturo Coello contra Álex Ruiz y ‘Momo’ González.
Mucha defensa en los primeros compases buscando ahogar a los rivales y Bela y Coello poniéndose por delante con un break ya en el tercer juego (2-1), distancia que se aumentaría en el siguiente juego y que volvería a reducirse al mínimo en el séptimo, recuperando los dos españoles una de las roturas que tenían en contra (4-3); a partir de ahí, Bela y su joven pupilo ya no dejaron más oportunidades a los malagueños y cerraron la manga con un 6-3 para ellos.
Los andaluces saldrían con más mordiente en el segundo set, siendo ellos ahora los que rompían en el tercer juego, dando un pasito adelante que les permitía tomarse las cosas con más calma y encarar el set con tranquilidad. Siguieron luchando, pues el argentino y el vallisoletano no son de los que se rinden y se entregan siempre al máximo, de ahí que no le perdieran la cara al partido hasta que en el décimo juego, ‘Momo’ y Álex se llevaran el parcial (4-6).
De nuevo, mucho intercambio de bola, mucho ir y venir de pelota y mucha pelea en cada centímetro de la pista para llegar al cuarto juego con todo igualado (2-2) y también al sexto (3-3). Ahí, el de Pehuajó dio la instrucción necesaria a su compañero: »aquí y ahora». Él y Coello apretaban sin ningún miramiento, subían la intensidad y la movilidad de piernas rompiendo el saque de los adversarios en el octavo y certificando ya la victoria. Fernando y Arturo no dejaron que se rebelasen los malagueños, se hicieron con el noveno juego y cerraron la eliminatoria (6-3, 4-6 y 6-3), volviendo así a una nueva final y a la posibilidad de pelear por su segundo título consecutivo.
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