Al igual que ocurre con el cuadro femenino, Madrid y su Master nos van a dejar una final que nunca se había visto hasta ahora. Una final que pondrá frente a frente a dos estilos de juego bastante opuestos.
En un rincón del improvisado cuadrilátero estarán Álex Ruiz y ‘Momo’ González, los tapados del torneo que, sin hacer ruido, han ido subiendo peldaños y comiéndose a rivales. Los últimos en sufrirles han sido Maxi Sánchez y ‘Lucho’ Capra, quienes consiguieron aguantarle un set, solamente eso, y un tie break, el del primero, pues a partir de ahí se entregaron a su potencia y capacidad de abarcar pista.
Y es que el primer envite ante los argentinos fue una batalla colosal, un pulso que servía para ver quiénes iban mejor de físico y quién tenía las reservas de gasolina más grandes. Los cuatro demostraron que su tanque es enorme y aunque se golpearon de todas las formas posibles, solo pudieron encontrar una diferencia en el tie break, que cayó para los malagueños, llegando a estar 5-0 en el mismo y al final ganándolo por 7-3.
Eso les armó de confianza para ser dos apisonadoras en el segundo parcial. Consiguieron ponerse 3-0 arriba gracias a un ‘Momo’ descomunal en las coberturas, en el juego aéreo y en las salidas de pista, un seguro de vida cuando tiene días inspirados. Esa diferencia la mantuvieron constante e incluso la ampliaron a pesar de que la insistencia de Maxi y Capra no se apagó en ningún momento, pero el coraje solo no gana partidos y se quedaron en el camino. Un 7-6 y 6-1 les daba la victoria a los andaluces y la opción de que ‘Momo’ consiga su primer título en todo un Master.
En el otro lado del ring, Arturo Coello y Fernando Belasteguín, un jugador para el que se acabaron hace tiempo los calificativos, dándole igual tener 30 años que 35, 40 o ya incluso 43, vive cada partido como una final, exprimiéndose siempre y tirándose de cabeza a todas las bolas. Mientras le dure el físico, como él dice, tenemos Bela para rato (ojalá fuese eterno en la pista).
Un partido en el que, de nuevo, Bela se sentía el padre de todos, pero esa experiencia y esa carga de partidos acumulados la suple con una entrega a la que se une su compañero vallisoletano, cada vez más completo y decisivo cuando entra con la volea de revés y aplasta la bola, añadiendo más mordiente a sus golpes y ampliando el abanico de recursos más allá del remate.
Un remate que causó estragos en la primera manga del partido y que abrió distancias minuto a minuto, llevándole a él y al de Pehuajó a un 6-1 ante el que no hubo disputa alguna.
Pero Chingotto y Tello querían alcanzar una final, sentir que son capaces de pelear por el título no solo dentro de sí mismos, sino también sobre el papel, y se pusieron el mono de trabajo. Con Fede insuflando ánimos constantemente a su compañero para que le dejar a él la fabricación de los puntos y Tello los resolviera, se juntaron y empezaron a trabajar. Apretaron una y otra vez desde el resto hasta que consiguieron ese break que te abre siempre las puertas y que es esencial y una vez lo tuvieron, defendieron a ultranza su saque para no verse con el golpe devuelto, lo que les valió para hacerse con el segundo set e igualar las fuerzas (3-6).
La batalla final llegaría con suma expectación por parte de un público que no quería levantarse de sus asientos, pues presentía que se venía el espectáculo, y vaya si lo hubo. Bela y Coello empezaron mejor, rompiendo el saque de los dos argentinos, pero estos reaccionaron con un doble break para ponerse 1-3 y dejar las espadas en todo lo alto. Igualaban Arturo y Bela y así llegaban hasta el 5-5, cuando Bela le dijo a su pupilo: »Aquí y ahora, es nuestro momento»
El joven español asintió y se dedicó a apretar de nuevo la bola pegado a la red como al principio, a verter el juego sobre un Tello que sufría más en defensa y con los intercambios largos, todo ello para romper el saque de los chicos de verde y dejar la puerta abierta de la final para entrar en tromba. Un 6-1, 3-6 y 7-5 les da acceso a una nueva batalla tras dos horas justas de partido; llegarán más cansados, pero con un refuerzo mental tremendo.
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