Valencia bailó al son de Tamara Icardo. Excelente resultado ya, pase lo que pase, para la valenciana, quien en su tierra podrá pelear por el triunfo tras superar mil y una dificultades en las semifinales. Ilusión máxima, muchas emociones y nervios, pero la mejor jugadora de la Comunidad Autónoma defenderá con uñas y dientes su posición. Tamara ilusionó a Valencia y esta le devolvió su cariño en forma de merecida ovación.
En lo que respecta a la segunda semifinal, no hay mucha historia que contar, pues Alejandra Salazar y Gemma Triay fueron un ciclón ante Martita Ortega y Bea González. Desde que encendieron el motor, las nº1 pusieron velocidad de crucero y no se bajaron de ahí, manteniendo siempre las revoluciones en el mismo punto y desafiando a que las igualasen desde el otro lado de la red.
Sin embargo, ni Martita ni Bea lograban apretar la bola con la misma intensidad que sus rivales, tampoco encontraban soluciones en defensa ni en el entramado táctico, dejándoles todo ello sin opciones en los primeros minutos y juegos, en los que acumularon muchísima desventaja y que terminaron por hacer florecer un contundente 6-1 en contra.
En el segundo, hubo un conato de rebeldía por parte de la andaluza y la madrileña, pero quedó en un intento infructuoso, pues aunque lograron ponerse 0-3 arriba, las chicas de Rodri Ovide contestaban al paso por el octavo juego para pegarse en el marcador y dejarlo todo como al principio (4-4). Desde ahí siguieron golpeando una y otra vez y enlazaron dos juegos más en un parcial demoledor para terminar cerrando el partido (6-1 y 6-4) y cogiendo plaza en la final.
Una final en la que tendrán al público en contra pues su gran jugadora local, Tamara Icardo, bailó al son de la pólvora, la paella, las naranjas y todo lo típico de la provincia, que se echó a la espalda junto a Delfi Brea para superar no sin dificultades, a Paula Josemaría y Ari Sánchez.
Con un juego en ocasiones pausado y en otras con más electricidad, las dos parejas buscaron y encontraron sus oportunidades de romper, de ahí las enormes diferencias existentes sobre todo en el primer y segundo set, donde el dominio pasó de un bando al otro.
Las dos parejas se midieron muy bien en la primera entrega hasta el cuarto juego (2-2), marchando emparejadas, pero a partir de ahí reaccionaron la española y la argentina para poner la directa y cerrar el set. Un juego preciso, efectivo y con muy pocas o ninguna fisura les permitió sumar constantemente y no ceder nunca su saque, lo que se tradujo en un claro 6-2.
Tornas totalmente cambiadas en el segundo pero con el comienzo idéntico. Empezaron parejas (2-2) y a partir del quinto todo se rompió, con el guion establecido saltando por los aires y siendo en este caso Paula y Ari las que aceleraron para irse sin freno a por la igualada. De ese 2-2 se pasó a un 2-6 en el que las »locas bajitas» tiraron de magia, calidad y toque sutil.
El tercer y último capítulo sería una continuación de los anteriores, aunque esta vez llegando hasta el séptimo empatadas (3-3) y jugándose un punto de oro al saque de Ari, que perdía por medio de un remate de su compañera extremeña a la red (-3). Ese fue el momento en que Tamara se puso las alas y el respetable la elevó con sus gritos de apoyo y aplausos. Y es que aunque en el siguiente punto (de nuevo cerrado con bola de oro) devolverían el break las nº2 del mundo, Tamara y Delfi no se vendrían abajo y, con viento a favor, navegaron merced a un recontrabreak hasta la consecución del partido que, casualidades de la vida, cerró Icardo al servicio (6-2, 2-6 y 6-4), llorando de alegría y emoción por seguir elevando a Valencia en el universo pádel.
Los comentarios están cerrados.