Casualidades de la vida, sucedió algo que muy pocas veces ocurre. La final masculina concluyó con el mismo resultado que la femenina, salvo que con los números cambiados en favor de los »locales». Porque Pablo Lima y Franco Stupaczuk actuaron así, como locales, al contar con mucho más apoyo del público tras los incidentes o »acciones poco deportivas» de los nº1 en semifinales ante ‘Sanyo’ Gutiérrez y Agustín Tapia.
El caso es que se juntaban cuatro rematadores excelsos, dos de mayor potencia y explosividad como Lima y Alejandro Galán y dos más estéticos y de acciones inverosímiles en pista como Stupa y Juan Lebrón. El espectáculo estaba servido.
Los dos españoles empezaron como cabía esperarse, con un paso al frente muy claro, toda una declaración de intenciones, buscando llevarse el trofeo por la vía rápida con un 3-0 de inicio, algo que siempre complica a cualquier pareja y más al principio, el verse tan abajo y, aparentemente, sin opciones, pero no a Stupa y Lima. Porque con el mono de trabajo puesto le dieron la vuelta al resultado recuperando el break para ya no separarse de los nº1. Los cuatro fueron haciendo juegos de la mano hasta el duodécimo, la antesala del tie break al que hubo que llegar para saber quiénes tomaban la delantera, y la tomaron los de Carlos Pozzoni al atreverse más a jugar al cuerpo, a volear y a abrir ángulos; estuvieron más activos en la tarea anotadora y con un 8-10, el tie break fue suyo (6-7).
Otro set, misma tónica. Galán y Lebrón salieron de nuevo al toque de corneta y con boga de ataque se ponían por delante en el marcador gracias a un break a en el tercer juego, al que siguió una nueva respuesta del argentino y el brasileño para no perderle la cara al set, pues sabían que si se mantenían cerca llegaría su oportunidad. Así, otra vez con todo igualado al máximo llegaría el noveno juego y el punto final, la locura.
Con 4-5 en favor de Stupa y Lima, le llegaba un globo del brasileño a Galán, que remataba pero quedándose corto y, a la vuelta, llegaba el »Chaqueño volador» para sacarla por 4 pero Galán era capaz de taponarle con su pala y devolver la pelota en medio de la incredulidad del público, que ya cantaba la victoria. Prosiguió el juego con cinco o seis intercambios más y, entonces, un ‘déjà vu’. Otro globo corto de Lima, otro remate de Ale casi en la misma posición y, de nuevo, se le quedaba corta en el retroceso y ahora sí, llegaba desde Chaco Franco Stupaczuk para sacarla de la pista y hacer que el público aplaudiera a rabiar. Resultado de 6-7 y 4-6 y locura total de Lima corriendo pos la pista y abrazándose a su compañero. La gesta estaba hecha, habían coronado todo un ochomil y tocado cumbre.
Primer título para ellos tras el buen inicio que tuvieron como pareja. Para esto se juntaron, para domingos de gloria como el que se regalaban en Toulouse.
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