En juego, dos billetes para la final masculina en Francia. Dos partidos que, a posteriori, tuvieron mucho que comentar, tanto en lo deportivo como fuera de las pistas, todo ello para decidir qué cuatro pasajeros iban a citarse en un partido de domingo que cada vez está más cotizado entre las parejas de la Race.
El primer choque enfrentaba a Juan Lebrón y Alejandro Galán ante los argentinos ‘Sanyo’ Gutiérrez y Agustín Tapia. Se volvían a ver las caras las dos mejores parejas en cuanto a puntos actualmente después del Open de Viena, un duelo que ya se está convirtiendo en todo un clásico; para muchos, la final anticipada en tierras francesas y que, cómo no, no iba a defraudar. El primer set transcurriría con normalidad hasta que los de Mariano Amat consiguieron desequilibrar la balanza en el saque para hacerse fuertes y mantener esa distancia hasta el cierre del primer episodio, ampliándola luego de nuevo con su servicio (6-3).
Lo tenían en sus manos, pero no puedes darles un segundo de vida a Agustín y ‘Sanyo’, sería lo que debieron pensar Juan y Ale cuando tenían la posibilidad de poder cerrar el partido, pero los argentinos aprovecharon el momento de dudas en el tramo clave del tie break para llevárselo a su cuenta, todo ello tras un intercambio incesante de golpes, de buscarse siempre las cosquillas, de pelea en cada centímetro de la pista…todo para terminar llegando al juez final.
Se llegaba así al último y definitivo tercer set. Las gradas francesas se estaban deleitando con cada golpe, cada bandeja, cada smash letal…tanto es así que hasta el propio árbitro tuvo que pedir calma. El tercer capítulo tendría varios protagonistas. Por un lado Tapia y Gutiérrez, quienes empezaron arrollando con un 0-4 de parcial que sembraba las dudas en el lado opuesto, incapaz Mariano Amat de encontrarle soluciones y de darle alguna clave a sus chicos; por otro, un juego digamos que enrevesado, nada bonito, de Galán y Lebrón, que aprovechaban para pedir fisio, alargar una conversación en la pista, ir al baño y, en definitiva, perder tiempo, en varios momentos clave (en el 1-4 y en el 4-5) en los que los de Claudio Gilardoni tenían la ventaja y navegaban a favor de ola, algo que desquició a ‘Sanyo’ y, especialmente, al joven Tapia, al que tanto su compañero como su entrenador insistían en que volviera a concentrarse en el partido y a seguir jugando como lo estaba haciendo, y también el árbitro, impasible ante las constantes pérdidas de tiempo que hasta el público abucheaba y silbaba, un espectáculo que desde luego no está a la altura de ningún jugador de este deporte y menos de los nº1, que son quienes más ejemplo deben dar y no lo hicieron.
Así, Tapia finalmente se vino abajo y falló tres bolas seguidas, lo que puso el empate a 5 y abrió la puerta a la remontada definitiva del madrileño y el andaluz, rompiendo en el undécimo juego y asegurando luego su servicio para culminar su trabajo (6-3, 6-7 y 7-5), al que Lebrón puso la puntilla en la entrevista posterior diciendo que le daba igual que le pitasen, que él »iba a hacer su trabajo», algo que el público le recriminó más todavía si cabe y que en redes sociales también se ha hecho notar. Hay veces que es mejor no abrir la boca.
Vamos ahora con la segunda semifinal masculina. La pista central del Palais des Sports André Brouat se vestía de gala para recibir a Paquito Navarro y Martín Di Nenno frente a Pablo Lima y Franco Stupaczuck. Paquito y Martin querían sacar toda su rabia para seguir demostrando que son dignos candidatos a luchar por el trono mundial (tal y como lo hicieron en el 2021) mientras que Stupa y Lima volvían a unas semis con la intención de regresar al buen hacer que tuvieron en su primer torneo juntos en Bélgica.
Fruto de esa competitividad entre dos parejas que siempre acostumbran a dejarlo todo bajo el 20×10, el marcador en el primer asalto iba a estar tan igualado que iba a necesitar de la muerte súbita para desequilibrarlo. Llegaba el ansiado tie break en el que Stupaczuck y Lima supieron hacerse grandes y abarcar todo el espacio en pista disponible para terminar de llevarse una primera manga que podía haber caído para cualquier lado.
Los de Carlos Pozzoni, eso sí, bajaban un poco la intensidad ante los rivales, y verían cómo Paquito y Martín aprovecharían para remontar y poner el 3-6 en el marcador sin darse apenas cuenta. No obstante, el binomio hispanoargentino no terminaba de encontrar las sensaciones y soluciones de otros días.
Tanto es así que en la tercera manga todo iba a variar de nuevo. Stupaczuck y Lima salían enchufados para empezar ya con un break que sería un claro reflejo de lo que estaba por llegar. A base de constancia, velocidad, garra y esfuerzo Pablo y Franco se volvían determinantes para conseguir su billete con un 7-6, 3-6 y 6-1.
Nueva final para los de Pozzoni, que en menos de cinco meses juntos ya saben lo que es jugar dos finales y en el día de mañana esperan por fin estrenar su casillero de títulos como pareja. Todo por decidir.
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