Se unían solo para este torneo, pero han demostrado una estupenda conexión y un acople perfecto en muy poco tiempo, algo que, unido a su ya constatada calidad, ha hecho que asciendan a lo más alto. Miguel Yanguas y Javi Garrido se llevan a casa el Challenger de Albacete tras un intensísimo duelo final contra los grandes favoritos.
‘Lucho’ Capra y Agustín Gutiérrez, otros que se juntaban solo para disputar este torneo, fueron renqueando toda la semana, ganando sus partidos siempre a tres sets y generando algo más de dudas, pero ganando al fin y al cabo, y se plantaron en la final demostrando que son dos colosos y que físicamente estaban perfectos.
Pelearon cada punto, se adelantaron incluso en el marcador tras un primer set que a más de uno dejó cansado en la grada por la intensidad con la que iban a cada bola, con la que defendían y atacaban y con la que corrían para evitar el punto de los adversarios. Tanto se pelearon que el luminoso se fue más allá de los 50 minutos en el primer set a pesar de que se adelantaron Garrido y Yanguas con 0-2 y que luego se pondrían 1-3, pero aunque lo tuvieron todo a favor conforme pasaban los minutos (3-5), no supieron cerrar el primer parcial y vieron cómo ‘Lucho’ y Agus les igualaban y se ponían después por delante para llevárselo en sus narices.
En el segundo, en cambio, la salida en tromba de los dos españoles sorprendió y de qué manera, porque del 1-0 se pasó al 1-3 y después al 1-5, finiquitando ya el marcador totalmente en apenas 33 minutos (2-6).
Para el tercero quedaba otra vez el espectáculo de la pelea continua. Sin conseguir romperse la dinámica ni los servicios en ningún momento, españoles y argentinos fueron sumando en el marcador (1-1, 2-2, 3-3…) marcándose constantemente, conservando todos sus saques y aunque desde el resto apretaban, todo era en vano, pues ninguna dupla estaba dispuesta a ser la primera en venirse abajo.
Sorprendentemente, el físico de Gutiérrez y Capra aguantaba sin problemas tras la paliza de la semana y solo al final, en el noveno juego, sobrevino el cambio. Garrido continuaba, con el paso de los minutos, sacando a relucir la metralleta de su brazo derecho, con la que una y otra vez remataba las bolas y las ponía lejos del alcance y la recuperación de los rivales; con el saque de Yanguas, volvía de nuevo la paridad (5-5) y ahí fue cuando rompieron él y Javi en el siguiente gracias a dos recuperaciones magistrales de Javi, inconmensurable, una volea desde el fondo que tocó la red y despistó a Capra y al puno de oro que ganaban posteriormente para el 5-6.
En el decimosegundo juego, con el saque de Garrido, este siguió percutiendo con potencia máxima cada bola y conservarlos, para poner el broche de oro (y con punto de oro) a la final con un 7-5, 2-6 y 5-7 enorme. Una final descomunal.
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