Se presagiaba un duelo muy intenso físicamente pues las cuatro llegaban sin excesivo desgaste de semis, pero la igualdad la rompieron una Gemma Triay excelente y muy regular en todas las facetas del juego y una Alejandra Salazar que volvió a sentar cátedra y dar la razón a los que la definen como la mejor derecha de los últimos años.
Lucía Sainz y Bea González lo intentaron pero se toparon de bruces con la realidad, con un break de inicio y con un 2-0 en contra que fue una losa que les sepultó el resto del encuentro. Es verdad que recuperarían el break, pero se iban a llevar otro golpe en el siguiente al volver a ceder su saque y ver cómo las grandes favoritas, colosales en la ejecución, se ponían 4-1.
Dos juegos más para ellas, otra rotura de saque y la sentencia final, un 6-1 que escocía cual sal sobre una herida.
Pero es que la herida, lejos de cicatrizar, siguió sangrando, pues las chicas de Rodri Ovide volvían a utilizar el break como »arma arrojadiza» y volvían a ponerse 2-0, repitiendo el cuento y tomando ya el control total y sin discusión del partido.
Sin forzar en exceso pero cometiendo apenas uno o dos errores, Ale y Gemma volaron cual ave rapaz sobre su pesa, en picado y sin freno, para ponerse con 5-1 al resto y dejarles como premio de consolación hacer otro juego a Lucía y Bea, demasiado inoperantes todo el partido y sin ser capaz de encontrar recursos para frenar la tromba que tenían delante.
En el juego siguiente se ponía el fin a la exhibición con un 6-2 y Salazar y Triay sumaban su quinto entorchado, el quinto título para sus vitrinas, reforzando así su liderato en las dos clasificaciones y mirando ya a Lugo con los dientes afilados.
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