Llegan enchufadísimas a la final. Se están reencontrando a sí mismas Marta Marrero y Martita Ortega. Tras una larga travesía por el desierto, tras caminar y caminar a veces sin rumbo y sin encontrar el camino correcto, parece que han dado con la tecla. Se abre ante ellas un nuevo y brillante futuro en el que volver por la puerta grande con todas sus virtudes.
Avisaron ya en cuartos al dejar fuera a las todopoderosas (a la par que intermitentes en muchos momentos) Alejandra Salazar y Gemma Triay, y en semifinales, en otro ejercicio de sufrimiento, volvían a vencer.
Esta vez han eliminado a Delfina Brea y Tamara Icardo, una dupla instalada en la cresta de la efectividad. No han tenido que remontar pero de nuevo han necesitado navegar por aguas turbulentas y pelear durante tres sets para conseguir el billete a su primera final del curso.
Todo estuvo igualado hasta el sexto juego, demostrando el respeto que se tienen unas y otras, hasta que Marta Marrero y su pegada empezaron a hacer más daño del habitual, lo que provocó una rotura de servicio para despejarles un poco el camino y ponerlas por delante. Esa distancia la mantendrían aunque con bastantes problemas hasta cerrar el set para sus intereses (6-3).
Ligeramente más pareja estuvo la segunda manga a pesar de que en sus primeros compases, Delfi y Tamara arrasaron en intensidad y ganas para rápidamente ponerse por delante. Un 2-4 delataba sus intenciones y ponía de manifiesto que no se iban a ir sin pelear; no obstante, las de Carlos Pozzoni supieron de nuevo ofrecer esa versión de aguante y defensa imperial para igualar la contienda y poner el 4-4 en el luminoso. Pero no pudieron culminarlo, y vieron cómo la inercia volvía al otro lado de la red en los dos juegos siguientes para citarse en el set final.
Múltiple intercambio de breaks y contrabreaks para darse la bienvenida a la batalla final hasta que ‘Las Martas’ consiguieron cierta estabilidad para ser ellas las que ponían ahora el 4-2, una distancia que manejarían ya sin sobresaltos el resto del set. Dos juegos más para cada pareja y alegría desmedida (y merecida) para la madrileña y la canaria (6-3, 3-6 y 6-4). Vuelven a una final y por méritos propios.
El otro partido dejaba un duelo ajustado pero a dos sets en el que Lucía Sainz y Bea González empezaban mucho mejor cada uno de los parciales pero en el que poco a poco se iban imponiendo Paula Josemaría y Ari Sánchez.
Y es que la mayor inactividad de las segundas, con menos entrenamientos para Paula por haber estado con COVID-19 y el hecho de no disputar tampoco el partido de cuartos se notó, y les costó entrar en dinámica en los primero minutos pero una vez que la maquinaria cogió velocidad, fueron imparables.
Lucía y Bea asestaban el primer aviso con un break que les ponía con 2-0 y que les dejaría por delante hasta el octavo juego, cuando Ari y Paula empezaron a mover las piernas y entrar en ebullición. Pólvora cargada con los tiros abiertos de Ari y las bajadas de pared de Paula, los globos al fondo de la pista y la actitud más positiva, metiéndose así en el partido, igualando a cuatro y consiguiendo otros dos juegos extra para anotarse el primero (4-6).
Igual ocurrió en el segundo, con la andaluza y la catalana mejores en el comienzo, poniéndose otra vez por delante gracias al constante trabajo en tareas defensivas y a la pegada que metía Lucía en el partido, pero de nuevo la pista viraría hacia el otro lado y de nuevo en el octavo juego, donde consiguieron in extremis las de Miguel Sciorilli igualar y después dar el golpe definitivo desde el resto. Con ese break y el mando del duelo, no dejarían escapar ni una sola ocasión de sentenciar hasta el 4-6 y 5-7 final, convirtiéndose, en otro torneo más, en finalistas, y volviendo prácticamente tal y como lo habían dejado, peleando por un título.
A partir de las 10, una gran final, inédita de nuevo, entre Marta Marrero y Martita Ortega ante Paula Josemaría y Ari Sánchez. Duelo de quilates en Las Rozas.
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