Ha habido que esperar hasta el torneo de Valencia, séptima cita del año, para ver por fin el partido que muchos esperaban (entre los que me incluyo). Peleando por un título, frente a frente, veremos quizá un duelo no solo generacional, sino también un cambio de rumbo en el pádel, el choque de dos estilos muy diferentes, de cuatro figuras que son pasado, presente y futuro de este deporte.
Numerosas contraposiciones entre Alejandro Galán y Juan Lebrón, máximos representantes de esa »nueva ola», ‘next gen’, pádel 2.0 o como prefieran ustedes llamarlo, y Fernando Belasteguín y Sanyo Gutiérrez, veteranos pero ganadores, con pura ambición, y de los que nunca rehúsan un enfrentamiento. El estilo de la pegada total y el físico contra la muñeca y la perseverancia, las piernas contra la mente, y la magia en ambos lados.
Eso sí, ambos llegaron a esta final a través de dos caminos diferentes. Galán y Lebrón tuvieron que bailar quizá con la más fea por ranking, Paquito Navarro y Martín Di Nenno, en un duelo que ya hemos visto este año y que siempre ha significado alto voltaje.
Y esta vez no fue menos. A pesar del mejor inicio de Galán y Lebrón, con un 2-0 que les dio la prioridad en la toma de decisiones y una mayor tranquilidad hasta el final del set, pues siguieron manteniendo el nivel y aunque Paquito y Martín lo intentaron, no fueron capaces de reducir las diferencias hasta el 6-3 definitivo.
A partir de irse al banquillo y volver a la pista, se desató la locura. Paquito Navarro cogió el timón y nadie pudo pararle, bajando la intensidad solo cada vez que iba al banquillo a sentarse, recibir instrucciones y beber agua, porque dentro del rectángulo de juego fue una locura lo que ofreció al espectáculo. Golpe tras golpe, superó por intensidad, ganas y acierto a sus dos rivales y acompañado de minutos de lujo de su compañero (especialmente en defensa) hizo que los números 1 besaran la lona y obtuvieran el resultado en contra más abultado del año (1-6).
El público se entregó a lo que veía y las sonrisas no se borraban de sus caras, pues esperaban un tercer envite delicioso. Y así fue a pesar del inicio fulgurante de los de Mariano Amat (2-0), que para nada sirvió para que entregaran el partido el andaluz y el argentino. Consiguieron parar la sangría y empatar el encuentro (3-3) para que justo después se sucedieran un break y un contra break para elevar la tensión en la pista y los decibelios en las gradas.
Sin embargo, ese fue el último juego que conseguirían hacer los de Rodri Ovide, pues Lebrón y Galán volvieron a subir el nivel, especialmente en tareas defensivas, y con dos juegos seguidos pusieron el broche de oro a uno de los mejores partidos del año (6-3, 1-6 y 6-4), accediendo a otra final.
Y en la otra mitad de final se presentan Bela y ‘Sanyo’ tras imponerse a dos rivales también jóvenes y que son dos de los representantes del pádel argentino de presente y futuro, Fede Chingotto y Juan Tello. Mucho mejor los veteranos en el inicio, colocando un 1-4 demoledor cuando apenas llevaba el partido 20 minutos de disputa que pasó al 3-4 pero sin terminar de inquietar a los hombres de negro. Supieron agarrarse y mantener ese break de ventaja que sería definitivo en la primera manga para llevársela a los bolsillos.
Más igualdad en el segundo, con los cuatro conservando su saque y sin hacerse excesivo daño hasta el octavo juego (4-4). Ahí Bela y Sanyo usaron su veteranía y la confianza que tenían en su juego para adueñarse de los dos siguientes juegos y volver a poner el segundo 4-6 en el luminoso. Ya estaban en la final que todos querían ver.
Cargando ...
Los comentarios están cerrados.