Teníamos frente a frente a dos parejas diferentes pero con un elemento en común: la ambición. Por un lado, el hambre siempre innegociable de Lucía Sainz y Gemma Triay, en busca de un nuevo título, y por el otro el de Paula Josemaría y Bea González, en su primera final juntas tras haber derrotado, precisamente, a sus ex compañeras. Llegaban con los deberes hechos, pero no por ello iban a entregar el partido en bandeja.
El discurrir de la final femenina fue como dos películas en una. Dos caminos totalmente opuestos en una intersección: el de la izquierda, fácil, llano y sin obstáculo alguno; el de la derecha, por un sendero mucho más complicado, con constantes subidas y bajadas, solo apto para valientes, para escaladores expertos, pero con un final quizá mucho más placentero.
Y tanto Gemma como Lucía decidieron tomar los dos, primero el de la izquierda (que quizá les supo a poco) y luego el de la derecha, pues la gasolina les daba para eso y para más. Y es que están en un momento no solo de juego, sino de estado físico, de mentalidad ganadora, de moral alta, mejor que nunca, y eso se traduce en la confianza con la que juegan, en cómo manda Lucía con el físico, Gemma con los golpes ganadores y ambas tanto en defensa como en ataque. Sublimes.
Dominio sin oposición de las favoritas, de las números 1 (ya por derecho propio y hasta final de año pase lo que pase) en los primeros compases, con 0% de errores y 100% de acierto. Carburaron desde el primer momento las manos y las muñecas e impidieron que Bea y Paula entraran en juego, haciendo que estuvieran muy dubitativas sin su pólvora e imaginación habituales, sufriendo con el saque y con el resto, con las transiciones y llegando tarde a las devoluciones. Así, el partido rápidamente se inclinó en favor de las de Rodri Ovide, quienes se anotaron un parcial redondo, de matrícula de honor, un 6-0 como carta de presentación.
El problema estuvo en pensar que González y Josemaría se iban a dar por vencidas, pues en semifinales ya recibieron también en el primer parcial un severo correctivo, pero le dieron la vuelta, y a eso se dispusieron en el segundo.
Más metidas en el choque, con mejores elecciones, las de Gustavo Pratto se soltaron y empezaron consiguiendo un break con el que ya al menos puntuaban, un break que les sería devuelto (1-1) y que mantuvo el partido en tablas hasta el final, teniendo que irse ambas parejas al tie break. unas en busca de la consagración y las otras en pos de alargar el choque.
Ahí, aunque las »niñas» empezaron con mejor cara, la mayor experiencia de Lucía y Gemma pronto les dio la vuelta a los números y con un 7-5, cerraban el partido, su cuarto título del año (6-0 y 7-6).
Un duelo muy bueno de pádel que fue de menos a más en cuanto a pelea y que sirvió para dejar claro que Lucía y Gemma acertaron con su cambio a Madrid, que la temporada les ha dado la razón por seguir confiando en el proyecto a pesar del mal inicio y que si se apuesta por un equipo y una línea de trabajo, al final se obtienen los frutos.
Bravo por ellas, que llegarán al Campeonato de España y al Master Final (en la tierra de Gemma por cierto) en plena racha triunfal, y bravo también por Paula y Bea, necesitadas de semanas como estas para seguir creciendo y demostrar que su calidad apunta muy alto.
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