Era el momento de demostrar por qué era el número 1, por qué se había aupado a lo más alto del ranking, y lo hizo. Y junto a él, Paquito Navarro, su compañero, su fiel escudero. Juntos, Juan Lebrón y él, completaban en Sao Paulo una semana de ensueño. El país de la samba, el del fútbol hecho arte, quedará para siempre en sus recuerdos y en el del pádel español.
Y es que la gran fiesta que se anunciaba en Sao Paulo se agrandó para los nuestros con un número 1 histórico del gaditano y con una final entre cuatro nacionales, algo nunca visto antes. Conviene sacar pecho, pues no sabemos cuándo volverá a ocurrir. Por el momento, a disfrutar de ello.
Pero como la fiesta en este caso no era solo cosa de dos, también se sumaron los otros finalistas, Javi Ruiz y Uri Botello, quienes pusieron más picante si cabe al ganar el primer set y encender un poco las alarmas. Podían aguarles la fiesta, merecidamente, pues el andaluz y el melillense también habían trabajado mucho y llevaban muchos kilómetros y horas en pista como para merecerse el triunfo, y no anduvieron lejos (2-6, 6-3 y 6-2).
De hecho, se llevaron el primer set con total comodidad, pues tras unos juegos de tanteo, en el quinto se ponían Uri y Javi al frente, ventaja que aumentarían justo después para, en poco más de media hora, adjudicarse el primero.
La segunda manga iba a cambiar totalmente el decorado, esta vez con Paquito y Lebrón más enchufados, más metidos en harina, activos de piernas y con ganas de levantar al público. Acción tras acción, Lebrón aullaba y Paquito jugaba con templanza, desarbolando el aguante de Uri y Javi, algo más cansados por llevar más tiempo en pista y sin las ideas tan claras como en el primer set. Los breaks esta vez caían del bando de los dos andaluces quienes, más sueltos y concentrados en cada tiro, lograban igualar el choque.
Último set, todo por decidir, todo o nada. El guión del anterior se mantuvo, llevando el ritmo y el peso del partido los de Marcelo Fernández, quien desde el banco pedía calma y cabeza, concentración, eso que en muchas ocasiones les ha faltado a sus chicos pero que ahora parecen haber aprendido para ser más completos. Dos breaks nada más empezar ponían un cómodo abismo entre ellos y los rivales, y ni Uri ni Javi lograban superar esa distancia. Notablemente más cansados y con la muñeca algo más encogida, costándoles bastante más hacer un punto a pesar de sus intentonas constantes, tanto Botello como Ruiz terminaron finiquitando y dándoles la gloria y la guinda de la semana a Paquito y, especialmente, a Lebrón.
El final, apoteosis total. Abrazo en la pista, gritos, abrazos y sonrisas, acompañadas de alguna que otra lágrima de felicidad. Es su momento y conviene que lo disfruten y que este lunes, cuando vean su nombre en lo más alto del ranking, se den cuenta de todo lo que han conseguido, pero que hay que seguir trabajando, pues a veces es más difícil mantenerse que llegar.
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