Se veía venir una final sumamente igualada entre las cuatro ex compañeras que saltaron a la pista y todas hicieron honor a los pronósticos. Un duelo épico entre cuatro palas llamadas a copar muchas finales este año.
Por un lado teníamos a Alejandra Salazar y Ariana Ortega, muchos recursos y pádel ofensivo, y por el otro a Marta Marrero y Martita Ortega, mayor poder defensivo y mucha estrategia. Las cuatro se juntaron para ofrecer al público un duelo a tres sets sublime, de múltiples alternancias y de un derroche de entrega sin igual.
Ese ha sido de esos partidos en los que no quieres que pierda ninguna, en los que todas merecen el título pero desgraciadamente no puede ser así y en el primer envite del año vencieron »las Martas» con un marcador de 6-4, 1-6 y 4-6.
El primer set fue de dominio claro del »Equipo A», dominando todas las facetas de juego y sacando a relucir la gran calidad de sus golpes para desbaratar cualquier defensa de sus adversarias. Muy contundentes en la definición, Salazar y Sánchez se pusieron rápidamente con un 3-0 a favor que en cualquier otro partido hubiese sido definitorio, pero no en este, ya que consiguieron con garra y tesón las Martas igualar el choque (4-4), aunque su barca se quedó ahí, sin llegar a la orilla, cediendo finalmente el set a las oponentes.
En el segundo, las pupilas de Juan Alday salieron en tromba, sin cortarse lo más mínimo, machacando una y otra vez el lado rival para irse rápido a por la igualada y cerrar de manera express este segundo envite a su favor. Un set casi perfecto para ellas que volvía a poner todo como al principio.
Y en el tercero fue cuando llegó la batalla táctica. Martita Ortega siguió creciendo para barrera la pista y tapar huecos una y otra vez, llevando el peso de su pareja, mientras que en el otro era Alejandra (con una Ari un poco difusa y que no terminaba de meterse en el partido) la que intentaba sostener a su equipo. Empates constantes, dominando cada dupla su saque a pesar de tener varias bolas de break en contra hasta que llegó el 4-4. Ahí, Martita siguió percutiendo el lado de su ex compañera, a quien le costaba devolver la bola y no se le veía a gusto mientras que Marrero empezó a soltar el brazo rematando y enviando su peligroso revés a dos manos para causar estragos. En medio de esos intercambios, el menor número de errores no forzados fue la clave sobre la que edificaron la madrileña y la canaria el título, el primero para ellas de la temporada y como pareja.
Una final que cualquiera podría haber ganado, que ya tenemos ganas de que se repita y que, por supuesto, ha servido para demostrar que también por separado y con nuevas acompañantes, las cuatro llevan el gen de la victoria dentro.
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