Increíble lo vivido en este final del Mundial de Pádel. Si en la cita anterior tuvimos el lío con las equipaciones de las gemelas Mapi y Majo Sánchez Alayeto y todo el revuelo que se formó, en esta ocasión el desastre ha adquirido proporciones épicas.
Para todos aquellos que no lo sepan, ocurrió que en Paraguay empezó a diluviar de manera incesante desde el mediodía, por lo que la organización decidió, casi sin previo aviso, realizar un cambio de sede para las finales debido también a que la pista montada no había superado los controles de la FIP (la bola no botaba, se movían los cristales…un esperpento).
Posteriormente, ya en el club, el combinado argentino femenino pensó en no presentarse a la final (también el masculino) debido a las malas condiciones de juego (algo que en un Mundial es increíble que suceda), a tener que caminar bajo la lluvia y a la mala gestión de la Federación Internacional del asunto, quien también decidió que las finales fuesen a puerta cerrada sin público (emitiendo un comunicado en el que afirmaban que devolverían el dinero de la entrada a toda la gente que la hubiese comprado – más de 1.500-).
No se puede permitir algo así, máxime en una competición como un Mundial, que no es un torneo amateur, sino un sitio donde están los y las mejores del mundo de cada país, una competición que merece unos mínimos y que, al menos, debería tener una señal de retransmisión vía streaming con un marcador y un comentarista, no con las cabezas de la gente viéndose en pantalla y el sonido de la lluvia de fondo. Así el pádel no funciona.
Pasando ya a la parte puramente deportiva, decir que hay que felicitar a nuestro equipo. Bravo por todas y cada una de ellas, que estuvieron esperando a la decisión de la organización y de la Fed. Argentina durante más de 45 minutos y que al final lo dieron todo, poniendo el broche de oro a un torneo excelso.
Las chicas de Iciar Montes lograron el primer punto, trabajado eso sí, juntando a Patty Llaguno y Alejandra Salazar en un bonito duelo ante Delfina Brea y Julieta Bidahorria (6-4 y 6-3). Empezaron fuertes las argentinas, favorecidas también por los errores no forzados de Patty y Ale, pero al final las españolas se metieron en el partido y empezaron a controlar el tiempo y los puntos.
El segundo punto, el que certificó el título, vino a cargo de Mapi y Majo Sánchez Alayeto, quienes se vieron con Cecilia Reiter y Silvana Campus y vencieron por un doble 6-3 que empezó también siendo igualado hasta el 3-3- pero a partir de ahí, en ambos sets, las mañas tiraron de potencia para distanciarse en el luminoso. Sexto título para las nuestras, nuevas campeonas del Mundo.
Mapi y Majo se llevan el entorchado en la categoría Open
En el torneo por parejas, las hermanas Alayeto se impusieron en la final a Gemma Triay y Lucía Sainz por 6-4 y 7-5 en uno de los partidos más bonitos e igualados que se recuerdan en el Mundial (este sí se pudo jugar en uno d elos clubes sede, ya que por la mañana lucía el sol). Cuatro compañeras de equipo que dieron un excelente partido como si de una final del circuito profesional se tratara y que, en esta ocasión, cayó del lado de las números 1.
Felicitarles, no obstante, a las cuatro, por su magnífico torneo.
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