Les costó bastante a las Gemelas Atomikas llevarse el partido ante las siempre inquebrantables Eli Amatriain y Patty Llaguno dupla que, una vez más, les tuvo contra las cuerdas y a puno estuvo de dar la gran sorpresa.
Y es que este choque fue el más destacado de una jornada de cuartos en la que las favoritas no dieron margen alguno para verse sorprendidas y se impusieron con total rotundidad en sus partidos.
Mapi y Majo Sánchez Alayeto, la primera de ellas con un vendaje en su hombro derecho que no sabemos si era por dolencia o simple precaución, no empezaron bien su duelo, algo totalmente opuesto a lo que les suele ocurrir, y se vieron rápidamente abajo en el marcador ante las chicas de Neki Berwig (4-1), pero fue empezar a carburar y dominar el set, pasando a un parcial de 5-0 que les otorgó ventaja en el choque.
Con ese primer golpe en contra, Eli y Patty se rehicieron como saben, a base de pundonor y de agarrarse a una pista que sufría con los vaivenes del aire y las altas temperaturas. Así, a pesar de perder el parcial inicial cuando lo tenían en la mano, aguantaron el empuje de las hermanas y llegaron al 6-6- empatadas para, en el tie break, poder igualar la contienda. Finalmente, todo ese esfuerzo quizá les pasó factura en el tercero, pues recibieron un doloroso correctivo que les impidió hacer un solo juego y merced a ello cedieron el billete a semis (4-6, 7-6 y 0-6).
Como mencionábamos al principio, en el resto de choques no hubo tanta pelea como en este. Para muestra, el partido de Martita Ortega y Ariana Sánchez ante Carolina Navarro y Cecilia Reiter, que se decidió por un 3-6 y 1-6 en favor de las jóvenes jugadoras de Rodri Ovide, o el 6-1 y 6-3 con que Marta Marrero y Alejandra Salazar cortaron cualquier sueño de Aránzazu Osoro y Nela Brito de colarse en las semifinales.
Por último, Lucía Sainz y Gemma Triay se metieron también en la siguiente ronda al vencer a Cata Tenorio y Bea González por un marcador muy amplio, 6-2 y 6-1, y es que ni Bea ni Cata pudieron sorprender a Lucía y Gemma como ya hicieran en el pasado. Esta vez las pupilas de Pablo Aymá aprendieron la lección e impusieron un ritmo muy alto desde el inicio.
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