Si la final masculina se decidió casi desde el principio a pesar de ser mucho más larga por el parón de la lluvia, la femenina dejó una auténtica batalla a los pies de la catedral de Jaén. Un 10 al público que aguantó estoicamente desde primera hora de la mañana y hasta pasadas las 7 de la tarde, y un 10 a las cuatro jugadoras que regalaron tres sets sublimes. 5-7, 6-3 y 6-7
Gemma Triay y Lucía Sainz se enfrentaban a Mapi y Majo Sánchez Alayeto y las dos mejores parejas del ranking tenían que terminar el partido por todo lo alto, con un tie break en el tercero tras dos horas y 44 minutos de partido. Quedaba el desempate para regalarles a los aficionados un plus por la espera, toda vez que el primer set se lo llevaron las Atómikas por 5-7 en un intenso intercambio de golpes en el que ninguna de las cuatro daba una sola bola por perdida.
El semblante concentrado de Lucía y Gemma no cambió en el segundo set, pero sí su juego, mucho más valiente y atrevido, buscando abrir ángulos y huecos en la pista por donde poder atacar. Lo consiguieron y dominaron a las gemelas, (algo complicado de hacer), dejándolas en solo tres juegos y avisándolas que no les iban a vender el partido tan fácilmente (6-3).
En el tercero, los choques de voleas y el juego con chiquitas favoreció a Gemma y Lucía, que se pusieron pronto por delante hasta que las gemelas encontraron la manera de desarvolar la defensa rival y plantarse en la red, territorio desde donde dominan a la perfección. Volvieron a medirse una y otra vez y si golpeaban desde un lado de la red, había oportuna respuesta desde el otro lado y en ese juego de intercambios, Gemma y lucía tuvieron incluso bola de partido, pero la precipitación jugó en su contra y fallaron cuando lo tenían todo a favor. Le abrieron mínimamente la puerta a Mapi y Majo y ellas lo aprovecharon, colándose hasta dentro, ganando su servicio y forzando el tie break.
Ahí, empezaban fallando las gemelas, minibreak en contra y los dos siguientes saques al zurrón de las chicas de Pablo Aymá (3-0). De ahí pasamos al 3-2 y casi todo igual que al principio. Las fuerzas estaban justas y el más mínimo error casi se pagaba doble, por lo que primaba más meter bolas y que fallasen las rivales que apretar y jugarse el punto.
En este desenlace, también estuvieron contra las cuerdas las jugadoras mañas, quienes sacaron fuerza de flaqueza y a pesar de estar 4-2 abajo, le terminaron dando la vuelta apretando los dientes, sacando fuerzas de donde pocas quedaban ya y, con las campanas de la catedral sonando en lo alto, apretaron la bola desde el fondo y supieron remontar para llevarse la victoria y el primer título del año (6-7). Se estrenan las Alayeto, quienes ponen el primer título de 2018 en sus estanterías. El circuito femenino sigue ofreciendo excelentes partidos y aumentando su igualdad.
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