Desde Argentina llegaron un jugador con muelles en los pies y amplia zancada y un jugador capaz de, con solo tocar una bola, crear espacios y finiquitar jugadas, Franco Stupaczuk y Cristian Gutiérrez, dos campeones que ya están en una nueva final.
La semifinal que les enfrentaba a Ale Galán y Matías Díaz era un duelo de estilos, salvando las distancias y lógicas diferencias. La mitad de la pareja, con un juego aéreo espectacular y una capacidad increíble para sacar bolas del suelo y barrer la pista de lado a lado y por el otro, dos jugadores que se sacrifican y pelean como pocos y que marcan siempre la diferencia.
Así, con este choque que se decidió por un doble 4-6 en favor de los dos argentinos, los bicampeones de 2017 se resarcían del mal primer torneo, donde cayeron a las primeras de cambio y se fueron con la cabeza gacha. Se medían desde el inicio los dos jóvenes para ver cuál imponía su estilo y aunque empezó muy fuerte Galán recogiendo y ganando para sí todas las vueltas de bola de los remates de Stupa, poco a poco el chaqueño fue creciendo, hasta que terminó el partido de forma exultante, cargándoselo a la espalda y siendo acompañado por un Cristian Gutiérrez que cada vez que tocaba bola era punto para su marcador, mayor efectividad imposible.
El partido marchó igualado hasta el 2-2, cuando los chicos de Carlos Pozzoní lograban un nuevo break y consolidaban su saque para poner el 2-4 y abrir la brecha definitiva que les haría llegar al sexto juego con solvencia, pues la distancia ya no se rebajó.
En el segundo set Mati Díaz y Ale Galán entraron con otro aire, dispuestos a vender, cuanto menos, cara su derrota, y esta vez sí estuvieron firmes con su saque, si bien sus rivales también, y ninguno de los cuatro cedía su servicio.
La igualdad fue de nuevo la nota reinante y está visto que los cuatro se verán en muchas ocasiones este año y se irán marcando en el ranking, por lo que las diferencias serán siempre tan pequeñas. En este segundo, sólo hubo un error, un mínimo fallo, y fue en la defensa de Mati y Ale, que dejaron una breve puerta abierta por la que se coló el ‘Efecto Chaco’, volando y suspendiéndose a varios centímetros del suelo para traerse una y otra vez la bola y descerrajar a sus oponentes.
Así, en el séptimo juego, Stupa y Gutiérrez conseguían el break que tanto se había buscado y con la consolidación posterior de su servicio, obtenían de nuevo el set a su favor y, esta vez sí, el pase a la final.
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