Se levantaban las cuatro imponentes en el Foro Itálico. La pista central, convertida en epicentro del pádel mundial, se engalanaba con las protagonistas del día. Era su momento.
Una final que ya estaba escrita en los libros de historia de este deporte, construida con muchos problemas, reuniones, negociaciones, acuerdos y opiniones pero al final, lo que debe triunfar, es el deporte. Y Paula Josemaría junto a Ari Sánchez al lado de Gemma Triay y Martita Ortega, lo hicieron posible. Ellas y todas sus compañeras pero las grandes finalistas, estas cuatro, nos iban a regalar un soberbio partidazo.
Todavía no lo sabían, pero el marcador final iba a ser digno de lo que había en juego.
El partido comenzaría de manera totalmente opuesta a como se esperaba. Gemma y Martita dominaban a placer a una pareja que parecía no haber comparecido a la cita, a la que le atenazaban los nervios (algo extraño cuando llevas 9 títulos en tu haber), quizá por lo que había en juego, quizá por lo que significaba ganar en este torneo. El caso es que Ari y Paula empezaron ya varios pasos por detrás.
Porque sus piernas, lejos de la activación de otras veces, estaban frenadas, como jugando con plomos en los tobillos, eran incapaces de sustentar su juego, de realizar ese martilleo constante con el que someten a todas las rivales, de combinar fantasía, trabajo y resolución.
Así, Ortega y Triay comenzaron tanteando el terreno pero en poco tiempo se vieron sueltas y sin oposición, consiguiendo un 0-5 de entrada que significaba un golpe directo a la línea de flotación de las números 1, que solo consiguieron recuperar uno de los breaks que tenían en contra y maquillar ligeramente ese primer set (3-6) cuando empezaron a oler el set perfecto.
Con más resolución y ganas, alentadas por Ángel González desde el banquillo, quien les pedía despertar y activarse, salieron al segundo donde, no sin problemas, consiguieron por fin que surtiera efecto la arenga al paso por el sexto juego (4-2), momento en que rompieron y, con un break más, lograrían ponerle fin a su estado de latencia (6-3).
Entonces arrancaría el tercero, la verdadera batalla entre estas cuatro jugadoras, la cual tuvo a Ari y Paula de inicio con otro break y su despertar total, ahora sí estaban en el partido. No se arrugaron las de Maxi Grabiel, quien pedía una y otra vez concentración, no salirse del guion, jugar a lo que sabían y no fallar. Y vaya si lo hicieron.
Sobre todo lo hizo Martita Ortega, quien se convertiría en la gran protagonista en el tramo final del partido, sosteniendo a la pareja, mitigando las acometidas de las chicas de blanco e impidiendo que el partido se convirtiese en dolor de muelas para ellas y plácido caminar para las rivales. Su trabajo tanto en defensa como en ataque fue imperial y eso permitió que irrumpieran con un 0-3 que empató el encuentro (4-4) y que después, en los momentos de mayor tensión, pudiese bajar revoluciones y terminar por sentenciar la batalla de casi tres horas de duración con otro break y evitando el desempate (3-6, 6-3 y 6-7).
Una final para el recuerdo, un triunfo contra pronóstico y un estadio lleno para ver a las chicas. El pádel femenino ha triunfado en el Foro Itálico, que premió su trabajo y esfuerzo con la recompensa del abrazo mientras Triay y Ortega bailaban al ritmo de la música. Ya tienen su primer título, el ideal para el que se juntaron, ante sus principales rivales y en una plaza para el recuerdo.
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